El camino más peligroso de Betanzos

Toni Silva BETANZOS / LA VOZ

BETANZOS

CÉSAR DELGADO

A Condomiña acumula derrumbes en su calle, que lleva 20 días cortada por la amenaza de un muro inclinado

23 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Transitar por el camino de A Condomiña, un desnivelado tramo en las afueras de Betanzos donde viven más de veinte familias, se ha convertido en un ejercicio de riesgo. Los últimos temporales han acelerado la erosión de sus muros vegetales, provocando derrumbes de tierra, desplome de grandes piedras y ha dejado al aire árboles y raíces que retan a la ley de la gravedad.

Pero el principal temor procede de la mano del hombre. A la altura del número 36 de esta vía -que también forma parte del Camiño Real- el Ayuntamiento a ordenado colocar una valla que impide el paso de los vehículos, obligados a girar hacia las curvas de A Angustia o en sentido de bajada hacia la capilla próxima al colegio Vales Villamarín. El motivo es un amenazante muro que trae en vilo a los residentes de esta empinada y estrecha carretera. De caer, poca resistencia encontrará en la endeble red metálica colocada a sus pies. Todos los testimonios de los vecinos encierran esa angustia. «A mi hija el derrumbe de tierra estuvo a punto de pillarla cuando pasaba en su coche y tuvo que esperar a que retiraran la tierra», lamenta María Gómez, quien recuerda que su propia hija ya había reventado una rueda en el mismo punto contra una gran piedra. «Sentímonos moi inseguros», espeta Pablo Núñez, inquilino del número 36, desde donde se ve cara a cara con el gran muro inestable. «Si tiene que venir una ambulancia u otro coche de emergencias, por aquí no entra», espeta Gema del Río antes de añadir con inquietud: «Por aquí va mi hija al colegio todos los días».

Las vallas se colocaron antes de las fiestas de carnaval y desde entonces los vecinos han repetido visita al Ayuntamiento exigiendo una rápida solución. Consultado por este periódico, el alcalde de Betanzos, Ramón García, explicó que los propietarios de la finca ya han sido requeridos a retirar la amenaza «y lo van a hacer en los próximos días».

Solo unos metros más abajo, en la misma orilla de las vallas se abre un gran espacio, vestigio de otro voluminoso derrumbe producido hace más de una década. «La calle se ha cortado al menos tres veces», recuerda José Manuel Roel, quien señala hacia la zona alta del camino con un problema que, no por menos urgente, también se antoja grave: «Está lleno de maleza y las ratas asoman ante las casas».