El crimen había causado una honda conmoción en la villa eumesa por ser el trabajador asesinado una persona muy apreciada y conocida, vecino de Pontedeume.
El crimen del hotel, además, creó un clima de inseguridad e impunidad en la comarca porque dos meses antes se había producido el asesinato del joven empleado de la gasolinera de Laraxe, Cabanas. Dos hechos tan seguidos, en una zona de escasa criminalidad, dejaron su huella. Sobre todo, porque el caso de la gasolinera (mataron a Miguel Sánchez Bouza) sigue sin aclarar en la actualidad.