El Capuchas atemoriza Guísamo

Toni Silva BERGONDO / LA VOZ

BERGONDO

CESAR QUIAN

Los vecinos se quejan de un hombre que les roba, les acosa y amenaza

19 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie quiere dar su nombre pero, al mismo tiempo, están desesperados por poner ruido mediático al problema que sufren desde hace años e intentar llegar a una solución. Estamos en Guísamo, el núcleo más denso en población del municipio de Bergondo. Y cada día, un hombre con sudadera de capucha —de ahí el apodo— recorre arriba y abajo este trozo de la N-VI complicando la vida de los vecinos y comerciantes. En general, sus pecados son veniales, pero constantes, no da tregua.

Jacobo el Capuchas es un hombre que ronda los 40 años, lleva melena y acostumbra a usar pantalones pirata. Sus principales damnificados son los comerciantes, con los que ha abierto varios frentes. «El hombre acosa a los clientes en la puerta, sin mascarilla, les pide una ayuda y les acompaña hasta el coche insistiéndoles, y al final la gente deja de venir», dice un vendedor. En esta zona los niños ya no esperan en el coche cuando una madre aparca un minuto para comprar el pan. «Unha vez unha nai deixou á nena no coche, e o Capuchas empezou a poñerlle caras e petarlle no cristal, nunca oín berrar tanto a unha criatura», relata un vecino.

También lo sufren los proveedores. «Les pide algunos productos caducados, y cuando no recibe nada espera a que entren en el negocio y se mete en la furgoneta a robar monedas o lo que primero que vea».

La tensión con el gremio comerciante ha llegado al ensañamiento con sus propios vehículos. «A min rompeume dous parabrisas, e rodas levo unhas cantas pinchadas», se queja uno de los empresarios. Y atención al método para pincharlas: «Deixa unha punta apoiada no pneumático e cando dou marcha atrás... bum».

Acoso a jóvenes

Además de a la gente mayor, también intimida a los más jóvenes, especialmente en las marquesinas del autobús. Los padres de algunas adolescentes ya se han enfrentado a él. «E a algún xa lle colleu medo», explican los vecinos.

Natural de Bergondo, Jacobo el Capuchas pasó varios años instalado en la estación de autobuses de A Coruña, pero con el tiempo regresó a su pueblo, donde vive como okupa en dos casas a las afueras de Guísamo.

Compartiendo las críticas por todo el mal que hace, hay quien ve a Jacobo como una víctima, «porque es un enfermo, es evidente que no está bien, pero no se hace nada por él». No obstante, sí se intentó. En una de sus múltiples incursiones delictivas, la Policía Local de Bergondo lo llevó ante el forense de Betanzos, pero el informe de este mantiene a Jacobo en la calle. «Que nos avisen cuando ocurra algo, a nosotros o a la Guardia Civil, hacemos lo que está en nuestras manos, son ya muchas veces, muchísimas, pero tenemos que acudir cuando se propasa», señala el jefe de la Policía municipal, Agustín Rodríguez.

La alcaldesa

Los vecinos han recogido firmas, han llamado a las puertas del Concello de Bergondo, pero no han conseguido nada. «En pleno confinamiento lo pasé muy mal con ese tema —recuerda la alcaldesa, Alejandra Pérez—, nos reuníamos con las fuerzas de seguridad, intentaron ingresarlo en el hospital de Oza, sé que estos días han llegado varios requerimientos del juzgado y él pasa olímpicamente, llegué a pedir ayuda a la Delegación del Gobierno, creo que lo que necesita este chico está a caballo entre servicios sociales y salud mental. Es imposible ayudarle porque no se deja».