«Hace un año que nos quejamos de los ladridos de los perros», afirman los vecinos de Bergondo

Brais Novoa / A. A. A CORUÑA / REDACCIÓN

BERGONDO

Algunos de los canes involucrados en la polémica de Bergondo.
Algunos de los canes involucrados en la polémica de Bergondo.

El Concello y el dueño de los canes dicen que todo está en regla

27 ago 2019 . Actualizado a las 23:32 h.

Luis José es otro de los afectados por los ladridos en Cortes (Bergondo), lugar en el que 20 perros de caza no permiten conciliar el sueño a varios vecinos. «Tengo un hijo que no viene a casa por el nivel de ruido», comenta. Pero el conflicto se remonta a hace más de un año, cuando, como afirma el propio Luis José, se reunió con la cuarta teniente de alcalde, Begoña Calviño, «para ver qué medidas se podían tomar». La respuesta del consistorio fue y sigue siendo neutral: «el dueño de los perros tiene todos los papeles en regla, y este tipo de licencias las gestiona directamente la Xunta».

El conflicto a dos partes sigue abierto. Por un lado, los propietarios de las viviendas colindantes continúan con las quejas. «Los más perjudicados somos los vecinos», afirman estos, y añaden que «algunos de los que viven en primera fila llevan poniendo quejas en el Concello durante mucho mucho tiempo». Pero el dueño de los canes continúa asegurando que todo es legal. «No voy a entrar en ninguna guerra», comenta, «los papeles necesarios están en regla. El concello me los requirió tras las primeras protestas, y así está demostrado». Añade que lleva viviendo en la localidad más de treinta años, y que ningún otro vecino se queja o se había quejado nunca. «Soy un simple taxista, yo no gano nada con todo esto», se posiciona. Pero los propietarios, como Ignacio Guerra, no están de acuerdo «con el inmovilismo del gobierno local». Reclaman medidas urgentes, asegurando que las noches son insoportables. «Si fuese solo durante el día, todavía bueno, pero las noches son realmente infernales», declara Guerra.

Si bien por un lado se reclama que la situación es insostenible, por el otro se apela a una realidad común e inocente. Pero, para algunos de los que allí residen, «el extremo es tal que ya nos pusimos en contacto nosotros con el dueño de la rehala, para pedirle que por lo menos cambiara a los animales de localización o se llevase a unos cuantos a otra finca correctamente habilitada», comenta alguno de los afectados refiriéndose al espacio de montería en el que el hombre reúne 20 ejemplares, «pero recibimos la nada como respuesta». Incluso, se lamentan, «cuando enviamos un escrito directamente al Concello incidiendo en que el propietario debería de utilizar las medidas paliativas necesarias para minimizar el ruido y facilitar así nuestro descanso».

La polémica acústica sigue por lo tanto sin solución, con un taxista local que, como asegura, ha ido a Medio Ambiente y le han dicho «que todo está perfecto», y unos vecinos ocasionales que llegan a su casa en vacaciones y solo quieren descansar. Las instituciones locales se reafirman en su posición de que todo está correcto, pero el problema continúa en la localidad.