Javier Fernández, de La Casa de las Zapatillas: «Los cartelitos de mi padre deberían estudiarse en márketing»
ARTEIXO
Los letreros que su padre discurre para vender el calzado son un emblema del establecimiento de Panaderas
27 oct 2024 . Actualizado a las 12:22 h.Hay turistas que hacen fotos. Curiosos que se paran y están un rato leyendo lo que pone en los cartelitos que están sujetos al calzado. «Y hay clientes que nos piden si se pueden llevar el cartel con los zapatos porque son para un regalo», comenta Javier Fernández Rodríguez, que junto con su hermano Fernando están al frente de un negocio de siempre, La Casa de las Zapatillas de Panaderas ( A Coruña). Los veteranos de la zona todavía lo conocen como Calzados La Primitiva, un nombre que aún figura en las bolsas del establecimiento. Era el nombre que tenía en 1978 cuando Manuel Fernández Martínez, padre de Javier y Fernando, cogió el traspaso.
Todavía hoy, ya jubilado, disfruta yendo a la tienda donde pasó media vida. «Coge una zapatilla con las manos, se inspira y discurre la frase. Son cosa suya, nosotros no tenemos su chispa. Los cartelitos de mi padre deberían estudiarse en márketing. Es informar al cliente sobre lo que puede comprar y, al mismo tiempo, captar su atención. Una vez un escaparatista profesional nos dijo que como escaparate era malo, el peor que había visto, y al mismo tiempo el mejor», recuerda Javier. Compartimos café en la terraza del Sport Café aprovechando la buena temperatura del miércoles. Su conversación es agradable y habla con pasión de todo lo que hace.
Bajada de facturación
Leo en uno de los cartelitos: «Regale o regálese unos buenos zapatos hechos en Galicia y a conciencia». «Intentamos diferenciarnos apostando por productos de aquí en la medida de lo posible. Tenemos mucha mercancía y las zapatillas de casa de toda la vida siguen siendo lo que más vendemos, pero también deportivas y alpargatas en verano. Tenemos botas, calzado de montaña... Lo nuestro no es la moda, es calidad a buen precio», apunta este coruñés de A Pastoriza, Arteixo, de 50 años y padre de unas mellizas de 7 años. «Nuestro target son personas de entre 30 y 60 años, en su gran mayoría mujeres. Es lo que vemos a diario», informa sobre el perfil de su clientela. Me enseña en el móvil un documento en el que se ve la evolución de la facturación mes a mes durante los últimos años. Señala los euros que llevan vendidos este mes de octubre, menos que otros otoños. «Notamos mucho el cierre de San Andrés. La facturación bajó y el invierno se nos va a hacer largo. Pero creemos que el negocio tiene futuro. Estaremos todos los años que se pueda, y mi padre que lo vea», asegura sonriente.
Montado a caballo
«Impermeable. No pasa ni frío ni agua. 59,99», leo en otro cartel. Son buenos para caminar o andar por el monte. «Me gustan muchos los caballos y salir con ellos por los caminos», relata Javier, que antes de incorporarse al negocio familiar se dedicó a un sector muy distinto, «Gracias a saber inglés entré en una empresa internacional dedicada al sector porcino. Mi hermano también trabajaba en un firma de programas informáticos y viajaba constantemente por el norte de España y se cansó. Mi padre me convenció para seguir sus pasos justo cuando entró el euro. Yo llevo la parte más comercial y mi hermano la administrativa. Pero conocemos bien el negocio porque desde que éramos jóvenes mi padre nos mandaba ir a ayudarle a recoger cajas, poner cordones a las deportivas... Y después nos daba la paga. Con el tiempo es algo que te da tablas y creo que a los chavales de ahora les vendría bien», reflexiona. Me habla de la panadería que tenían sus abuelos, Las cuatro espigas, y de otra zapatería de la familia en la Estreita de San Andrés que se llamaba Río de la Plata y que desapareció con el edificio. «Mi padre hizo de todo», sentencia.
Volvemos al bajo de Panaderas, que ya era un negocio en 1890, hace más de un siglo. «Piel. No pasa el agua. Refuerzo lateral. Motero, piso antideslizante. Hechos en España», leo en un cartelito. «Además se ser originales y llamar la atención proporcionan mucha información», dice.