Isabel Tamarit: «Hemos incorporado servicios como el cáterin y el borrado de huella digital»
ARTEIXO
La nueva directora de Pompas reabrió los tanatorios de O Graxal y Arteixo
30 oct 2022 . Actualizado a las 21:39 h.Borrado de huella digital, enchufes USB en las salas, servicio de cátering y mucha luminosidad. Aires renovados han llegado al tanatorio de A Palloza, que ha ganado en confort y accesibilidad desde que tomó las riendas Isabel Tamarit, la directora general de Pompas Fúnebres.
—¿Cómo acaba una al frente de una funeraria?
—Me lo dicen hace tres años y no me lo creo. Soy la mujer de uno de los cuatro únicos sobrinos de Antonio Modia, cofundador de Pompas Fúnebres. Antonio era soltero, su vida era Pompas. Tras fallecer el pasado marzo, la familia me propuso tomar las riendas y aquí estoy.
—¿El reto era mantener la esencia de una empresa con casi medio siglo de historia?
—Pompas siempre ha sido una institución en A Coruña, pero A Palloza empezó a desdibujarse hace unos diez años. Antonio ya estaba mayor y, digamos, no tuvo fuerzas para adaptarse a la nueva situación del mercado.
—¿Se refiere a la llegada de la competencia?
—Sí, supongo que pensó que la marca Pompas era lo suficientemente fuerte como para soportar esos cambios, pero no fue así.
—Así que tocaba reinventarse.
—Hemos renovado las instalaciones conforme a los gustos y necesidades actuales. Ello implica mucha luminosidad, una decoración menos lúgubre y la accesibilidad: Ahora tenemos ascensor a pie de calle, una rampa...
—Había cuestiones en las que se habían quedado atrás.
—Decidimos incorporar servicios que ahora se reclaman, como el cátering de cortesía para las familias o el borrado de huella digital [eliminar, si así se desea, el rastro que deja la persona en internet].
—¿Qué más novedades hay?
—La consulta jurídica gratuita. Nosotros nos encargamos de todo hasta el entierro o la cremación, después hay un mundo de papeleo: ultimas voluntades, el seguro, la herencia, patrimonio...
—Ha renovado las instalaciones, pero cuenta con el mismo equipo experimentado de siempre.
—Ese es nuestro gran activo. Son personas que llevan trabajando en la empresa una media de veinte años. Han pasado por cualquier tipo de situación dramática y hay una experiencia, un trato cercano y un cariño especial.
—Entierro o incineración. ¿Qué demandan más los coruñeses?
—Están al 50 % ahora mismo en A Coruña. Nosotros hemos dado servicio de cremación toda la vida. Como la competencia tiene horno crematorio, había cierta confusión con eso. No tenemos horno, pero sí cremamos en Feáns y la familia no tiene por qué desplazarse hasta allí. Además, lo hacemos en unas condiciones económicas ventajosas.
—¿Cómo serán los entierros del futuro? ¿Por dónde va el sector?
—La sostenibilidad tendrá más peso. Aquí ya ofrecemos urnas biodegradables, por ejemplo. Y nosotros tenemos capilla, pero la ceremonia puede ser laica o de alguna otra religión. Antes, los crucifijos de los ataúdes estaban anclados, ahora son de quita y pon, tú eliges.
—¿Y qué elegimos aquí?
—El 95 % de la gente sigue pidiendo ceremonia religiosa.
—¿Alguna vez le han enviado el meme del ataúd [cargadores de féretros de Ghana que bailan]?
—Lo he visto y no me parece ofensivo. Cada cultura tiene una forma de relacionarse con la muerte. En Vietnam compran el ataúd cuando se casan y es un elemento de la casa.
La esencia de Pompas: La solemnidad de Pompas se mantiene, pero la funeraria de A Palloza ha cambiado la austeridad de antaño por un ambiente más cálido y familiar. Grandes plantas y unos sofás de color mostaza reciben a los allegados del finado en el hall del céntrico tanatorio, que fue el primero y, durante muchos años, el único que había en la ciudad.
«Las monjas son casi las únicas a las que todavía se vela en los conventos»
Fundada en A Coruña en 1974, Pompas Fúnebres fue la primera funeraria de gestión privada de toda España. «Antes de eso se velaba en las casas», explica la directora general, Isabel Tamarit Berlín (Madrid, 1966).
—¿Aún se vela en las casas?
—Todavía prestamos ese servicio a alguna familia. Y en los conventos se da bastante. Cuando muere alguna hermana, se traslada todo y se prepara allí.
—¿El luto se mantiene?
—Cada vez veo menos luto riguroso. El dolor está ahí, pero no tiene que pasar todo por la ropa negra.
—¿Caja abierta o cerrada?
—Mayoritariamente, nos piden caja cerrada, por lo menos aquí. Pero cada vez más quieren verlo antes de ir al cementerio para hacer una despedida. De hecho, ahora tenemos una sala para eso.
—¿Cuáles son los ataúdes más solicitados?
—Nuestros ataúdes son fabricados en Galicia y elaborados por productores de proximidad.
—En la pandemia no pudimos apenas despedirnos de nuestros seres queridos. ¿Cómo se adaptó el sector a una situación así?
—Fue muy duro. Una de las consecuencias que ha tenido el tema aforos y demás es que acabó por completo con la velación de noche, que ya era anecdótica.
—¿La de esquelas es su sección más leída del periódico?
—En absoluto [risas]. Pero antes no las leía y ahora sí.
—¿Siguió el funeral de Isabel II?
—Mentiría si le dijese que no. Pero... ¿quién no lo ha visto?
—¿En su trabajo se puede entrar cada día con una sonrisa?
—¡Claro que sí! Orgullosa de ser funeraria. Damos un servicio en un momento muy delicado de la vida. Si lo haces bien, las familias te lo agradecen inmensamente. A nosotros, sinceramente, nos lo dicen bastante. Es gratificante.