El Concello de Arteixo prepara la compra de 40.000 metros de la fraga que incluyen los restos de la vivienda y el palomar
20 may 2022 . Actualizado a las 09:24 h.Suevos se está empoderando. Este rincón de Arteixo acaba de hacerse con una bandera azul para su arenal que no alcanza los 60 metros de largo. El muelle que lo acompaña ha siso renovado recientemente y preparado para recibir las embestidas del oleaje. Pero en el Concello hay otro plan para esta parroquia en un punto más alejado del litoral. Se trata de la recuperación de la Fraga de Suevos, ubicada en la entrada de la población. El gobierno local llevará al pleno de la próxima semana una modificado de crédito de 5,5 millones de euros. De aquí, medio millón será destinado a la compra de terrenos, entre ellos, los 40.000 metros cuadrados de esta única finca catastral que comprende una zona frondosa de árboles autóctonos, otras más despejadas de vegetación donde se levantará un parque infantil y otro biosaludable, además de una zona de merendero.
Este terreno también alberga un antiquísimo palomar, perteneciente a una casa que comenzó a desaparecer a mediados del siglo XX y en la que sucedió uno de los episodios más importantes de la historia negra de la comarca. La Voz de Galicia se hizo eco con una crónica al día siguiente del crimen, el 19 de marzo de 1920: «En las primeras horas de la mañana de ayer, las vendedoras de leche y legumbres venidas de Pastoriza y lugares inmediatos, fueron portadoras de una noticia sensacional, que pronto se propagó por La Coruña, llegando a conocimiento del público con caracteres de hecho vandálico, en el que concurrían circunstancias verdaderamente extraordinarias». Ese hecho vandálico era el asesinato de Carmen Rita Fernández a cargo de su marido, Bernardo del Río Buch, un acto en el que tuvo de cómplice al criado de la casa, Manuel Folgar y Folgar.
Los dos asesinos quisieron disfrazar su crimen, ejecutado con pedradas en la cabeza de la mujer, inventándose el asalto de seis hombres cuando los tres regresaban a la casa de Suevos. Matizaron que todos los asaltantes iban enmascarados y el motivo no había sido otro que el robo. Añadieron que el matrimonio acababa de cerrar la venta de una finca y portaba 20.000 pesetas. Además, eran los propietarios de una de las mejores casas de la zona. Él era industrial y ella tenía posesiones en Arteixo y Carballo.
El juez Hilario Núñez de Cepeda acudió al día siguiente al lugar del suceso para recoger el testigo del juez municipal de Arteixo, que había iniciado las diligencias. La presión de Núñez hizo que la versión de los asaltantes se derrumbara. La pareja, que acumulaba cinco años de convivencia, no era precisamente un ejemplo de buena relación. Rita acusaba a su marido de constantes infidelidades. La noche del crimen, el matrimonio y el criado habían visitado varias casas de amigos donde el criado no se frenó ante el alcohol que le ofrecían. Así, su conducción del carruaje fue errática, lo que originó el reproche de la mujer. Rita y el criado comenzaron a discutir cada vez con más hostilidad y, según la versión del marido, el empleado acabó lanzándole una piedra «sin la intención de acabar con la vida de la señora». El juez consideró que los dos varones estaban confabulados y envió a ambos a prisión. La mujer presentaba tres heridas más en la cabeza, por lo que la tesis de la piedra lanzada no era creíble. Condenados a 15 años de prisión, apenas cumplieron 8. Al salir del penal de San Miguel de los Reyes (Valencia), Bernardo del Río retomó su vida en Buenos Aires junto a su amante, Pilar Alba Lamas.
Todos estos nombres y sucesos se han quedado grabados en la historia de Suevos, al igual que el lugar de Bordeiras, citado en la primera declaración de los asesinos, quienes aseguraron que allí habían dejado el carruaje para encarar a pie la pista final a casa, donde sufrieron el inventado asalto de los bandidos.
Aparcamiento y explanada
De aquella casa en la que vivía la víctima de la tragedia queda hoy el palomar, perfectamente visible en este entorno en el que el Ayuntamiento está pagando un alquiler por el espacio de 3.000 metros cuadrados. Se trata del pequeño aparcamiento y la explanada preparada por el propio Concello pero de titularidad particular. Una vez se tase todo el espacio, tanto la parte asfaltada como la fraga y su entorno se incorporarán al patrimonio municipal.