Marco, el joven de 22 años de Paiosaco que amaba la hostelería

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

ARTEIXO

ANA GARCIA

Los multitudinarios oficios religiosos se celebraron en la tarde de ayer en la iglesia parroquial de San Martiño de Lestón

03 nov 2021 . Actualizado a las 13:36 h.

Marco descubrió su verdadera pasión con apenas 16 años. Su auténtica vocación: la hostelería. Se puso a trabajar en el emblemático O Estanco, donde su propietario, Manuel Angeriz, lo acogió como uno de los suyos. «Todo o que poida dicir del é marabilloso», comentó este jueves con la voz entrecortada, horas después de tener conocimiento del fallecimiento de Marco Javier Cotelo Mañana, un joven larachés, que cumplió 22 años a finales de julio.

Marco cayó de pie en O Estanco: «Era moi responsable, traballador, con don de xentes e moi válido para traballar na hostalería». Hasta tal punto amaba su trabajo que dejó de jugar en el Paiosaco juvenil, en donde destacaba por su velocidad, por la incompatibilidad de horarios entre su trabajo y los entrenamientos y partidos del equipo.

Pero la pandemia destrozó sus planes de continuar trabajando cara al público. Con el regreso de la nueva normalidad encontró ocupación en una carpintería situada en las proximidades de la marquesina en la que, en la madrugada del miércoles al jueves, perdió la vida. Lo de Marco era, sin duda, estar cara al público. A principios del mes de agosto acudió a una entrevista y el 1 de septiembre comenzó a trabajar en O Petisco de Arteixo. Lo hizo con el curso terminado de coctelería, otra de sus grandes pasiones y hacia donde pretendía orientar su actividad profesional.

Precisamente durante la etapa más complicada del covid, Marco Javier se sacó el carné de conducir, como relató la madre de un amigo a La Voz. Manuel Angeriz fue de los que más insistió en que se sacara el permiso de circulación como parte de su currículo profesional. «Agora síntome algo culpable porque eu insistinlle en que se quitara o carné...», apuntó emocionado el propietario de O Estanco. Cuando se sacó el permiso, sus padres, Javier y Ana, le cedieron un Seat Ibiza de color rojo.

Sobre la una y media de la madrugada del miércoles al jueves Marco fue visto salir de un bar de A Laracha, y se subió al coche. Con él viajaba de copiloto un joven amigo residente en As Rañeiras. Se dirigían, supuestamente, a Arteixo, donde habían quedado con un grupo de amigos. Ya no llegó a la cita. A un kilómetro escaso de su casa de Paiosaco, encontró la muerte. El vehículo en el que viajaban los dos jóvenes se salió por el margen derecho de la vía, la AC-552, y a la altura de la parroquia arteixana de Larín, impactó violentamente contra una farola y una marquesina, situadas junto al estanco, conocida por Taberna Freire. Los sanitarios del 061 no pudieron hacer nada por salvar su vida. Su joven acompañante fue derivado al Chuac, consciente, en estado grave.

La muerte de Marco Javier Cotelo Mañana causó una gran consternación en Paiosaco, en la parroquia larachesa de Lestón, un lugar de poco más de 700 vecinos y donde se celebra una de las ferias dominicales más importantes de la provincia todos los primeros y terceros domingos de mes. Marco Javier pertenecía a un amplio grupo de amigos. Todos en Paiosaco se conocen: «É unha familia moi coñecida, moi querida e apreciada e moi unida», apuntó una vecina cuyo hijo era amigo cercano de Marco. Del joven fallecido solo se atrevió a decir, entre lágrimas: «Tiña toda a vida por diante, só estaba empezando a vivir...».

Una familia muy unida

Su padre, Javier Cotelo, es natural de Lestón y es conocido por pertenecer a la familia de Os Pallas de Lestón. En la actualidad trabaja en el sector de la construcción, pero antes estuvo en una granja y en Hierros Añón. Su madre, Ana Mañana, es natural de Barrañán (Arteixo) y está empleada en un taller de confección y costura. Unos tíos del joven fallecido regentan en la plaza de Lugo de A Coruña la carnicería Becerra. «É unha familia moi coñecida e querida», indicó otro vecino de Paiosaco. El entorno más próxima lo completa Ainhara, la hermana de Marco, una niña por la que joven sentía verdadera devoción: «Marco era moi cariñoso cos pais e coa súa irmá. Era paixón o que sentía por eles. Lembro que sempre estaba mirando cousas por Internet para mercarllas aos seus pais e á súa irmá, era un ceo de rapaz... Nós aquí no estanco chamámoslle o noso neno», dijo Manuel Angeriz.