Una familia con corazón opositor

ARTEIXO

CESAR QUIAN

De padre funcionario de la Universidade da Coruña y madre empleada de la Seguridad Social, Diego de la Fuente aprobó una de las oposiciones más exigentes con tan solo 26 años. Ahora, el hermano pequeño se plantea seguir el mismo camino

05 dic 2020 . Actualizado a las 12:35 h.

Con Algunos hombres buenos comenzó todo. Diego de la Fuente (Arteixo, 1992) tenía nada más que seis años cuando, sentado en el sofá de su casa, se quedó fascinado por este filme de Rob Reiner protagonizado por Tom Cruise y Demi Moore donde a un joven abogado le confían la defensa de dos marines acusados de asesinato. Ahí supo que quería dedicarse a la abogacía. Con lo que no contaba era con comenzar un camino lleno de sacrificios que finalmente lo llevaría a aprobar la oposición a Cuerpo Superior de Letrados de la Seguridad Social con tan solo 26 años. A unos meses de terminar el período de prácticas en la sede de Tesorería General en la plaza de Vigo, en A Coruña, De la Fuente se prepara para elegir su plaza de destino. 

Pero empecemos por el principio. Diego de la Fuente estudió el grado de Derecho en la Universidade de A Coruña. Al terminar, empezó un máster de abogacía que lo mantendría ocupado durante dos años mientras, simultáneamente, acudía por las tardes a ejercer como abogado particular a un despacho de la ciudad. «Me di cuenta de que me apetecía dedicarle más tiempo a la abogacía», dice Diego, y entonces empezó a ir por las mañanas. Tras finalizar el máster, la única intención del joven era colegiarse y ejercer en el sector privado. Pero, en su casa, su madre introdujo en la conversación la palabra clave: oposición. Y ahí comenzó, de nuevo, todo.

Los antecedentes ya estaban ahí, tan solo era cuestión de iniciativa. Tanto su padre, en la Universidade da Coruña, como su madre, en la Seguridad Social, aprobaron una oposición y ahora son funcionarios. «Mi madre me dejó el papelito de: 'Mira, la oposición está muy bien y es una buena opción'. Pero mi intención era continuar en el sector privado», explica Diego. Sin embargo, un día se lo planteó en serio y se dijo a sí mismo que o lo hacía ahora con 23 años recién cumplidos o quizá la oportunidad no estaría disponible en un futuro. «Y decidí que dejaría el despacho y comenzaría con la oposición. Decidí probar y arriesgar», relata.

Ese paso lo dio en el 2016, y tan solo tres años después ya había conseguido aprobar una de las oposiciones más exigentes. Su ritmo de estudio era duro: comenzaba a las diez de la mañana y no paraba hasta las dos, para comer; lo retomaba a las cuatro y media y hasta las ocho. Ahí desconectaba de algún modo de toda esa presión y salía a hacer deporte. «Luego cenaba, y seguía un poco más», agrega. Esto durante la semana. Cuando llegaba el sábado y el domingo, el plan cambiaba: «Los fines de semana, la fiesta me la pegaba estudiando. El horario de juerga para mí era estudiar. Al principio no tanto, pero al final, cuando vas tan justo de tiempo, era lo habitual».

Y en una de esas jornadas intensivas, los horarios de los hermanos De la Fuente coincidieron. Pablo, el pequeño, llegaba a casa a las seis de la mañana tras una noche de fiesta; y Diego, después de pasar la noche entre sumarios, terminaba de estudiar. Pablo recuerda una noche en concreto: «Llegaba con mis amigos a las seis de la mañana, y me dicen: 'Hombre, pero si hay una luz encendida en tu casa'. Yo les dije que no se preocuparan, que era mi hermano, que estaba estudiando». 

Regalo de cumpleaños

Y tras años preparándose para este momento, llegó el día del primer examen. En una ocasión fue tan solo a probar qué tal, en el 2018 consiguió llegar hasta la cuarta prueba (para aprobar hay que superar cinco) y en el 2019, llegó al quinto examen y lo superó. Fue en octubre, cuando se lo confirmaron, unos días antes de su cumpleaños. «Antes de entrar al primer examen sentí más nervios que en toda mi vida. La sensación era la de querer escapar corriendo. Sabía que debía entrar, pero las ganas de correr eran increíbles», cuenta Diego.

Su hermano Pablo, que está terminando el doble grado de Filoloxía en Español e Inglés, también valora la posibilidad de comenzar una oposición. La docencia es lo que realmente le apasiona, por lo que, si todo va como espera, el año que viene comenzará el máster para poder ser profesor. «Y después no sé si empezar con las oposiciones... Mis padres me animan porque ellos lo han hecho y les ha ido bien. Siempre te animan para que a ti te vaya igual», explica el pequeño de la familia.

Si Pablo de la Fuente finalmente decide opositar, tendrá en casa todo lo que le hará falta: el apoyo incondicional de sus padres y la figura de preparador que es tan necesaria y que su hermano podría ejercer. «Él se las sabe todas, podría ayudarme mucho. Su oposición fue muy dura, y estoy muy orgulloso de lo que ha hecho», termina la conversación sin desvelar qué hará.