Piden 31 años de cárcel para un vecino de Meicende acusado de maltrato

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

ARTEIXO

ANGEL MANSO

Secuestró, agredió, amenazó con un arpón y violó a la que era su pareja en presencia de la hija de ambos

05 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Una joven ribeirense soportó un infierno durante dos años, los que convivió con un vecino de Meicende que, según la Fiscalía, la tenía amenazada, le daba palizas, la violó en un coche y hasta la secuestró junto a la hija que tuvieron en común. La acusación pública le imputa los delitos de maltrato habitual, retención ilegal, coacciones, agresión sexual y amenazas por los que pide que sea condenado a 31 años de prisión.

El acusado se llama José Antonio V. P. y a finales de este mes ocupará el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial para responder por unos hechos que se remontan al 2007 y se prolongaron durante dos años.

Reincidente

La Fiscalía relata en su escrito de calificación que el procesado conoció a la víctima unas pocas semanas después de ser condenado por maltrato a su anterior pareja. Ya juntos, pronto empezaron una convivencia, pues la joven, que solo tenía 17 años, se quedó embarazada. Nada más compartir techo, el acusado, según la acusación particular, «mantuvo hacia su compañera una conducta de dominación, desprecio, insultos, control de su persona y del dinero. La escupía con frecuencia, le tapaba la boca para no escuchar sus llantos, le tiraba de los pelos y le solía decir que era una cerda, y que no valía para nada».

No solo maltrataba a su pareja, añade la Fiscalía. También a los padres de ella, a los que amenazaba frecuentemente. Incluso, a amigos de la familia que la iban a buscar allí donde estuviera para intentar protegerla, pues los progenitores ya no podían debido a su avanzada edad y rogaban a conocidos que estuvieran muy pendientes de la chica.

Temor

La acusación pública recuerda que la vida de la pareja transcurrió de ciudad en ciudad. Apenas pasaban más de un mes en el mismo domicilio. Vivieron en Ribeira, en casa de los padres de ella, en Meicende, en A Pobra y en Carreira. Siempre de alquiler, la joven soportó palizas y vejaciones «ante el profundo temor que sentía hacia el acusado», dice la Fiscalía.

Entre los episodios más graves que padeció la chica, la acusación destaca varios. Como el día en el que la secuestró a punta de cuchillo y la trasladó desde Ribeira a Meicende, donde la encerró junto a la hija que tenían en común. En una ocasión, el procesado llegó a amenazarla con un arpón. También, siempre según el fiscal, la agredió sexualmente en el interior de un vehículo.

La víctima dio finalmente el paso para separarse del procesado en marzo del 2009, después de que el imputado amenazase de nuevo a su padre enfermo. A raíz de aquello, el acoso, los insultos y los golpes no cesaron. La iba a buscar allí donde estuviera. La niña que tenían fue testigo de casi todos los episodios.