Más de 200 animales buscan acogida tras la muerte de su dueño

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

ARTEIXO

Cedidas

La protectora Sos Pelines se hizo cargo de los ejemplares y, aunque ya ha colocado palomas, perros y patos, necesita ayuda

02 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un arca de Noé y sus ocupantes buscan un nuevo acomodo. Hay perros, gatos, gallinas, palomas, faisanes y hasta patos. Están en una casa de Vilarrodís, en Arteixo, donde los fue reuniendo su propietario, pero, después de un año haciendo frente a un cáncer el hombre murió. Su nieto, que vive en Madrid, pidió a la protectora coruñesa Sos Pelines si podía hacerse cargo de los bichos. Así lo han hecho, pero están «desbordados», reconoce Raquel Lijó, la presidenta. «Llamó gente para comérselos, pero eso no es lo que quiere el nieto», detallaba ayer Lijó. Y es que a uno de los perros, un setter que tenía un tumor de más de un kilo tuvieron que operarlo. Al llegar «nos encontramos que había dos camadas». Esto hace que los diez que quedan en la casa sean pequeños, «no saben lo que es el cariño porque no están socializados, pero en una semana se adaptan a cualquiera», sostiene la presidenta. Pero «se acaba el tiempo, hay que desalojar la casa y estamos un poco desesperados, porque se agotan los recursos económicos y la comida, y las protectoras a las que hemos pedido ayuda no nos han hecho caso», lamenta.

Por el momento, un vecino de la zona se ha llevado las gallinas «porque tiene sitio para tenerlas». Al santuario animalista Vacaloura, de Santiago, se fueron 45 palomas, mientras que «en A Pobra van a reparar un hórreo y meterán en él cien aves». Desde El Bierzo estaban interesados en llevarse más, «pero el Seprona no permite cambiarlas de comunidad autónoma». Y mientras, siguen buscando ayuda para dar acomodo a estos animales.

Otros animales abandonados

Otra protectora, Gatocan, denunció la semana pasada el abandono de los animales que estaban en el domicilio del hombre que, presuntamente, mató a su suegra en agosto en el barrio coruñés de Monte Alto. Estuvieron cuatro días sin recibir alimento.