Fomento abre la puerta al traslado del tren de San Diego a Pocomaco

Eduardo Eiroa Millares
E. EIroa A CORUÑA / LA VOZ

ARTEIXO

CARLOS FERNANDEZ SOUSA

La conexión ferroviaria con Langosteira pasa el estudio de impacto ambiental

27 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El estudio de la conexión ferroviaria al puerto exterior acaba de pasar el trámite -obligatorio- de la declaración de impacto ambiental. El Ministerio de Medio Ambiente aprueba la alternativa que barajaba el Puerto -promotor del proyecto- y que fue elegida también por el Concello de Arteixo.

En el informe del ministerio destaca, además de lo que se dice, lo que se sugiere. El hecho de que se diseñe el enlace entre el ramal de Langosteira y las líneas existentes en el entorno de los polígonos de Vío y Pocomaco viene condicionado porque «es previsible que [los polígonos] cuenten con espacios logísticos ferroviarios, no siendo objeto de este estudio el desarrollo de la plataforma logística del puerto exterior». Se trata de la construcción de una posible terminal de mercancías, la que sustituiría a San Diego, que Adif tiene infrautilizada en la ciudad y que está previsto que desaparezca según se vaya produciendo el traslado de la actividad industrial de los muelles interiores a los exteriores.

Esa mudanza ya fue esbozada por Fomento en el 2015, pero hasta ahora no se había vuelto a saber nada de ella. Ahora, si bien todavía no hay proyecto, sí se confirma que Pocomaco será la alternativa a San Diego.

En cuanto al estudio de impacto ambiental de la línea a Langosteira, tal y como estaba previsto discurrirá en la mayor parte de su recorrido por túneles. El trazado completo suma 6,55 kilómetros de los que irán bajo tierra 4,52 kilómetros. Así saldrán los trenes de Langosteira -donde habrá dos terminales de carga-, durante 836 metros, para salir brevemente a la superficie en el valle de Suevos. Después vuelve a pasar por un túnel de 3.687 metros bajo el monte Pedrada, cruzando dos veces la carretera de acceso al puerto para llegar hasta Vío y Pocomaco, donde se enlaza con los ramales hacia A Coruña y Santiago.

El trazado discurre en ancho ibérico (1.688 milímetros), el que existe actualmente en el eje atlántico, pero las traviesas quedarán preparadas para adaptarse al ancho europeo cuando se cambie en toda la línea, informan desde la Autoridad Portuaria.

Se presentaron algo más de 180 alegaciones al documento, de las que una docena procedían de otras Administraciones públicas. El Ayuntamiento de A Coruña pedía que se escogiera otro trazado, pero resultaba más costoso y tenía mayor afectación. Pedía también que el tren circulase íntegramente por Arteixo, sin tocar A Coruña, porque podría dificultar la implantación de un futuro tren de mercancías. Esa posibilidad se desechó porque en alguna de esas alternativas se afectaría hasta a 4.000 vecinos, mientras que con la elegida, bajo tierra, el impacto es mínimo en la población.

También se recibieron alegaciones de Ferroatlántica y ADIF con detalles técnicos que serán tenidos en cuenta. Finalmente, hubo otras 163 presentadas por particulares, de ellas, 121 solicitaban que se ejecutara la alternativa finalmente elegida y se desecharan las demás por su mayor impacto.

En las obras no hará falta emplear tuneladoras y deberán minimizarse el ruido y las molestias a la fauna, algo que facilita el hecho de que una gran parte del tren circule bajo tierra.

 

Análisis

El proyecto casi está, pero nada se sabe de los 120 millones de la inversión prevista

El tren a Langosteira avanza a buen ritmo, por lo menos en el papel. Los trámites, generalmente muy lentos, se van cumpliendo y está previsto que al acabar el verano la empresa que redacta el proyecto de ejecución tenga listos los trabajos. Tiene que incorporar los pequeños detalles que figuran en el estudio de impacto ambiental, aunque ninguno de ellos supone un cambio sustancial.

 Si se compara el plan de desarrollo del enlace ferroviario con la construcción de una casa, se podría decir que en septiembre o como muy tarde en octubre, el promotor tendrá listos los proyectos básico y de ejecución y concedidas las licencias que llevan más tiempo, aunque habrá otras pendientes. Le faltará, eso sí, saber de dónde sale la hipoteca para pagar las obras.

Los seis kilómetros y medio de vías costarán, según se estima, en torno a 120 millones de euros. El Puerto ya ha dejado caer en varias ocasiones que resulta imposible pretender que sean ellos los que paguen la obra. Ya deben 315 millones de euros por el desarrollo de Langosteira y no pueden asumir más gastos, sobre todo cuando a día de hoy no tienen claro de dónde va a salir la financiación para aliviar su carga financiera. En el 2004 se firmó que 250 millones procederían de la venta de terrenos en los muelles interiores, pero ni el Ayuntamiento está de acuerdo con que gran parte del suelo acabe en manos privadas, ni resulta realista suponer que esa operación pueda arrojar hoy la cifra prevista en el 2004.