«Todo fue muy rápido. Mi hermana solo tuvo tiempo de evitar el choque frontal»

A. Andrade / E. Silveira / A. Mahía A CORUÑA / LA VOZ

ARANGA

EMILIANO MOUZO

El hermano de la conductora del Smart dice que ella no llegó a ver al kamikaze. Los amigos del responsable del siniestro aseguran que se marchó a la hora de la comida porque tenía otro compromiso, pero que no parecía enfadado

13 sep 2016 . Actualizado a las 21:54 h.

La ferrolana Marta Rodríguez se recupera en el Hospital A Coruña de la fractura de fémur que sufrió en el accidente causado el sábado por un conductor kamikaze en la autovía A-6, a su paso por Aranga (A Coruña). La Voz localizó ayer a Nano Rodríguez, hermano de Marta, que explicó con detalle cómo vivió ella el siniestro en el que perdieron la vida el kamikaze, Christian Coego, de Sobrado, y el ourensano Pablo Alejandro Rodríguez, ambos enterrados ayer.

«Todo fue muy rápido, se produjo en cuestión de décimas de segundo y mi hermana solo tuvo tiempo de esquivar el accidente por el arcén», relata Nano. «Ella circulaba por la derecha [en un Smart negro] y el Nissan Qashqai iba unos metros por delante. En ningún momento se produjo un adelantamiento entre ellos; iban a cierta distancia el uno del otro».

Cuando el kamikaze, que conducía una furgoneta Volkswagen Caddy, impactó de frente contra el Nissan, lo único que pudo hacer Marta fue tratar de sortear el accidente. «Como se produjo justo delante de ella, intentó esquivar los coches girando hacia la derecha, por el arcén. No pudo evitar un golpe lateral de uno de ellos [el Nissan, según la Guardia Civil], pero no sabe ni en qué momento chocó ni nada». Su maniobra evasiva y su reacción inmediata fueron suficientes para salvarle la vida.

Una vez que se salió de la calzada, al Smart lo frenó el poste de una señal. Tuvo que ser excarcelada de su vehículo. Como consecuencia del siniestro tiene «heridas en las rodillas y un fémur roto, por lo que han tenido que operarla -confirma Nano-, pero ahora está muy bien, con ganas de irse para casa, como todo el mundo».

¿Qué hizo Christian ese día?

Continúan las incógnitas sobre las últimas horas de Christian Coego y, sobre todo, el motivo que le llevó a causar el accidente mortal. Varios testigos confirmaron a La Voz la presencia del joven de Sobrado en la Xuntaza Cabalar de Cambás, en Aranga, donde estuvo hasta casi las dos de la tarde, una hora y media antes del accidente.

«Non sei o que se lle puido pasar pola cabeza. Non sei...». Sus compañeros no se explicaban ayer qué pudo llevar al joven para coger el coche y provocar el siniestro. Recuerdan que el sábado participó y disfrutó como uno más de la segunda edición de la Xuntanza Cabalar, que comenzó temprano, a eso de las nueve de la mañana. «Fixo a ruta coma os demais. Chegou alegre, coma sempre, e estivo falando con todos nós. O único foi que, chegada a hora da comida, sobre as dúas da tarde, escusouse porque tiña outro compromiso e non podía quedar», explicó uno de los último que lo vio con vida.

Sus amigos y compañeros del mundo de los caballos, una de sus grandes aficiones, aseguran que Christian estaba perfectamente ese día. «O sábado estaba coma sempre. Non parecía nin enfadado nin nada. Agora ben, eu non sei a súa vida privada, pero paréceme moi raro todo o que fixo», decía ayer un amigo. «Non era unha persoa que quixera facer dano aos demais. Por iso é estraño. Vamos, é raro que quixera facer dano aos seus amigos, sabendo que andabamos todos pola zona», añade.

Grandes muestras de dolor en los entierros de las víctimas

Pablo Alejandro Rodríguez Rodríguez, de 41 años, hijo de Fernando Rodríguez Nespereira, conocido arquitecto técnico ourensano con el que compartía despacho profesional, recibió sepultura ayer por la tarde en el cementerio de San Francisco de Ourense. Numerosas personas acudieron a dar el pésame a su familia, que se mostraba destrozada. A la misma hora y también rodeados de muchos vecinos y amigos, los familiares de Christian Coego, el joven de 21 años que provocó el accidente, lo enterraban en el cementerio de San Lorenzo de Carelle. Antes se celebró un funeral en la iglesia de Santa María la Real, de Sobrado. El templo, como sus alrededores, estaban llenos de amigos y familiares.