Los jóvenes que asaltaron un centro canino en Abegondo: «Fixémolo por desesperación e humanidade»

D. Vázquez A CORUÑA

ABEGONDO

Los dos animales que se escaparon de su finca el sábado y acabaron recogidos por un servicio de lacería de Abegondo
Los dos animales que se escaparon de su finca el sábado y acabaron recogidos por un servicio de lacería de Abegondo

Justifican que saltaron la valla porque no querían dejar solos todo el fin de semana a sus dos perros

23 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La pareja que asaltó el sábado el centro canino Do Pazo, en Abegondo, para recuperar dos perros, uno de ellos de una raza peligrosa, justifican sus hechos para no separarse de sus animales.

«Xa sei que un non pode entrar nunha propiedade privada, xa sei que parece un cachondeo, xa sei que non se pode tomar a lei pola man, pero tamén sei que se un busca desesperadamente recuperar aos seus cans se os ve a través dunha reixa chorando nun canil á intemperie chovendo é fácil caer na tentación de querer entrar para recuperalos», remarca la joven, que fue allí vestida de Papá Noel, junto a su pareja, porque venía de participar en una concentración de papás noeles en Betanzos.

 

Afirma que lo hicieron porque querían recuperarlos ante la previsión de que iban a «estar alí un día e dúas noites máis, lonxe de nós e ían seguir chorando e morrendo de frío», puntualiza, asegurando que son animales que siempre duermen a cubierto y no están acostumbrados a estar encerrados. Esta vecina de Abegondo sabe que fueron hallados en una carretera y «se consideran perigosos, por a raza que ten un deles, pero neste caso non o son, deberon saír recastados porque son moi tranquilos, aínda que moi inquedos». Comenta que los animales están en una finca de 3.000 metros cuadrados libres junto a otro perro, pero el sábado «fixeron un burato no peche da finca e quixeron escapar para seguir aos seus donos».

Precisa que cuentan con todos los permisos y que lo que los llevó a entrar en el centro canino «foi a desesperación, a impotencia, a humanidade». Entienden que ellos nunca los abandonarían y quisieron hacer lo propio. Explican que los buscaron desde un primer momento y que un vecino les comentó que vio la furgoneta de los laceros y que llamaron infructuosamente a los teléfonos del centro para recuperarlos. «Ninguén nos avisou de que estaban alí, a pesar de ter o chip», explican y cuestionan que no lo hubieran hecho, porque les costó dar con ellos. También aseguran que alertaron de que iban a entrar a por ellos, aunque no saben precisar si se lo dijeron a la Policía Local, a Protección Civil o al 061.

«Íamos coa cara destapada, non tiñamos nada que ocultar», remarca y comenta que si saludaron a la cámara no fue por una cuestión de burla, sino «para avisarlles de que estaba todo correcto, xa estaban a salvo e con quen tiñan que estar».

«Teremos que acarrear coas consecuencias, a xustiza se é xusta terá que actuar, pero na nosa defensa dicir que non rachamos nada e simplemente collemos o que era noso», asegura como respuesta a la denuncia interpuesta por la responsable del centro ante la Guardia Civil.

La joven admite que entraron en una propiedad privada sin permiso, pero asegura que «a nosa conciencia e o noso corazón, non nos deixóu outra alternativa», y vincula su impulso a que «escoitándoos chorar a través da reixa e véndolles as súas caras de súplica, fomos incapaces de deixalos quedar alí».