Argalla, el proyecto que rompe con los estereotipos más extendidos sobre los juguetes

Marta López CARBALLO / LA VOZ

ABEGONDO

SARA PRATCHETT

«O ideal é un ambiente de xogo libre, que fomente a creatividade e no que o neno decida como usar os materiais», explica la larachesa Rocío Dios, impulsora

08 feb 2021 . Actualizado a las 22:26 h.

El juego es mucho más que un momento de entretenimiento para los niños. Es también una forma de trabajar en su aprendizaje y estimular sus capacidades. De ahí que lo ideal sea presentarles juguetes que, de algún modo, les pongan a prueba: materiales polivalentes con los que puedan trabajar su imaginación y utilizarlos como ellos quieran.

Sobre este concepto trabaja la larachesa Rocío Dios Domínguez, formada en Filología Inglesa. Inicialmente su deseo era dar clase pero, al quedarse embarazada y empezar a indagar sobre otros modelos educativos como el Montessori o el Waldorf, enfiló su camino en esa dirección. «Namorei deses conceptos e comecei a formarme», señala Rocío, a quien se le abrió, dice, «un mundo novo» con estas técnicas educativas.

SARA PRATCHETT

Al nacer su hija le costaba encontrar alternativas de juego que se basasen en esta filosofía, y eso fue (en parte) el germen del proyecto con el que está a punto de estrenar página web y que ya está funcionando «súper ben» en las redes sociales.

Argalla se llama esta iniciativa, que comparte con Olalla Lavandeira, de Abegondo. La idea inicial era montar una tienda física para no solo vender estos productos, sino también para acoger talleres para padres y niños y, sobre todo, para crear un espacio «de xogo libre». En marzo del año pasado lo tenían todo prácticamente listo y estaban a punto de coger un traspaso, pero sus gestores les aconsejaron que empezasen primero por el mundo digital, y quizá en un futuro, cuando la situación sanitaria mejore, probar en físico.

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Y así lo hicieron. Pronto estrenarán la web, pero querían darse a conocer antes de Navidad, así que abrieron un perfil de Instagram por el que ya están enseñando sus materiales: arcoíris sensoriales, bloques con formas geométricas para que los niños apilen a su gusto, libros, productos con muchas texturas para que los pequeños experimenten... «A aceptación foi marabillosa, e de feito quedamos sen stock de moitas cousas. E o mellor: ademais de xente coñecida, que era o que agardabamos, tamén se puxo en contacto connosco outra xente», comenta Rocío.

Cree que todavía hay bastante desinformación respecto a estos modelos educativos, pero uno de los objetivos que persigue con Argalla es la divulgación: «Que os pais vexan que son produtos viables. O que hai que facer é presentarllos de maneira atractiva e que xa os nenos os empreguen como queiran. Moitas veces oa pais pensamos que os rapaces non están xogando ‘ben' cunha determinada peza, pero hai que ter claro que calquera forma de xogo é válida. O xogo libre e desestruturado está ben, pois incentiva a súa imaxinación».