Roberto García Meizoso: «Yo me crie en un camión de gasóleo»

ABEGONDO

Ingeniero industrial, no duda en ponerse al volante para servir a los clientes de la firma que dirige, San Marcos. «Estas semanas de confinamiento vendimos más gasóleo calefacción que nunca», asegura

19 abr 2020 . Actualizado a las 10:06 h.

Es ingeniero industrial. Gerente de una empresa de 15 empleados que distribuye casi 20 millones de litros de combustible al año. Pero también ejerce de camionero. «Me encanta mi trabajo. Tengo la suerte de dedicarme a lo que me gusta. Cuando hay mucho que hacer ayudo en lo que sea. Esta semana fui a cargar camiones a la refinería. Me gusta conducir. Yo me crie en un camión de gasóleo», asegura. Y es cierto. Sus padres, Manuel y Josefa, emigraron a Suiza y cuando regresaron montaron una gasolinera. «Vieron que empezaba a haber negocio con las calderas de calefacción y empezaron a meterse en este sector», recuerda Roberto García Meizoso, que ahora está al frente de Gasóleos San Marcos, la empresa que fundaron sus padres hace ya casi tres décadas, en 1993.

Manuel empezó llevando combustible a las casas en un Land Rover, incluso el día de Nochebuena, y ahora disponen de una flota de ocho camiones. «Me acuerdo cuando hubo una etapa de la vuelta ciclista que pasó por Betanzos y detrás de toda la caravana iba mi padre en un camión, y yo con él, repartiendo folletos de la empresa», apunta Roberto. Hoy cuentan con 2.000 clientes activos y hacen una media de casi 7.000 suministros de gasóleo para las calderas de la comarca al año. Y estas semanas de confinamiento siguen prestando servicio. Más que nunca.

El grupo empresarial que dirige Roberto cuenta con dos gasolineras, una de marca blanca, y con dos distribuciones de gasóleo Cepsa, una en Melide y otra en Abegondo. «Seguimos con ventas altas. En estas seis semanas de confinamiento vendimos más que en cualquier primavera. Bajó el precio y la gente está en casa y llena las calderas. Se vende menos gasolina y diésel para particulares, pero camiones y furgonetas siguen trabajando y eso hace que aumenten las ventas del gasóleo profesional», analiza. 

Obras en Abegondo

La crisis del coronavirus les coge en medio de una gran obra en la central de San Marcos, Abegondo. «Se nos complicó porque coincide esta situación de gran demanda con la remodelación de nuestra sede. Somos conscientes de que se avecina tormenta, pero intentaremos diversificar y buscar nuevos nichos de mercado. La obra es para mejorar las instalaciones y adaptarlas al futuro. Si queremos entrar en más sectores necesitamos acometer esta inversión. Hay que asumir retos a pesar de la incertidumbre que pueda venir», argumenta. Pero no viven solo de calderas, coches y camiones. «Somos los únicos en Galicia que distribuimos gasóleo de aviación. Le suministramos combustible a los dos helicópteros del 112 de la Xunta, al que está en el hospital Piñor, en Ourense, y al que tiene la base en el de Conxo, en Santiago», destaca Roberto, que parece que disfruta tomando algo sobre un barril de brent.

La canción de Daddy Yankee está inspirada en él. «Al olor a gasolina te acostumbras y, además, nuestros productos de alto rendimiento no huelen. El queroseno, que es un producto que hay que tratar con cuidado, huele menos que la gasolina. A diferencia del diésel es casi transparente y te reseca las manos. Es petróleo casi puro», relata con pasión. Cada minuto está pendiente de cómo van los precios. «Todo lo que pasa, lo que dice Trump, afecta al mercado. Esto sube y baja y te mantiene activo», reflexiona en un momento de incertidumbre en la automoción agravado por el coronavirus. «Tengo esperanzas en la movilidad con hidrógeno y en los gases que vendrán. Nosotros estaremos ahí para seguir dando buen servicio, que es lo que valora la gente», analiza. 

Subida a Covadonga

Roberto cumplirá los 34 el próximo 10 de mayo. «Creo que lo celebraré en cuarentena», pronostica. Es padre de una niña de un año y un mes, Aitana. «La anterior crisis económica me cogió acabando la carrera», recuerda. Tuvo claro que su futuro estaba en la compañía fundada por sus padres.

Cuando deja el trabajo a un lado se monta en la bicicleta. «Me encanta. Subí con unos colegas a los lagos de Covadonga. Ahora estoy desesperado. Siempre pensé que los rodillos eran una chorrada y ahora están agotados en todos lados», comenta el hombre del gasóleo.

«Estos días vendimos más gasóleo calefacción que en cualquier primavera»