Marchita Seas, la floristería creativa que llega para llenar de flores A Coruña desde Monte Alto

Rodrigo Fernández nació en Andorra y pasó gran parte de su vida en Barcelona, aunque por sus venas corre sangre gallega: «Mi padre es de Verín». Cuando estaba estudiando en Barcelona empezó a trabajar en cáterings de bodas y eventos los fines de semana. «Acabé dirigiendo la brigada de camareros y de ahí desembocó todo en la organización de eventos». Hace siete años, el amor le trajo a Galicia y de paso se quedó prendado de la tierra de su padre. Siguió trabajando en eventos durante mucho tiempo a puerta cerrada, en un local en el número 20 de la calle Alcalde Folla Yordi. Ese local es ahora Marchita Seas, el nuevo proyecto de Rodrigo, una floristería creativa con mucha personalidad, que quiere llenar de flores A Coruña desde Monte Alto y con el que este emprendedor autodidacta lleva su pasión por la decoración a pie de calle.

Situada justo enfrente del campo de Artillería, muchos en el barrio ya conocen la floristería de Rodrigo como Marchita. «No se sabe si es por las flores o por ir de marcha, de marchita», cuenta como anécdota. El espacio es un reflejo de los gustos de Rodrigo: «Personalmente, lo que más me gusta son los excesos, los volúmenes y los colores. Para mí, más es más». Dentro llaman la atención las paredes oscuras y una gran cortina teatral de rayas. También las flores llenas de color, que le dan un aire cinematográfico a la floristería. El local, que conserva la esencia de los antiguos bajos de garaje con grandes portalones de madera, tiene una segunda parte, destinada a la organización de talleres. El espacio es como un gran salón, con una mezcla de muebles de distintos estilos que encajan a la perfección, y una gran mesa central en la que Rodrigo impartirá talleres de flores y que también espera abrir a otros artistas para que puedan impartir su magisterio.

Lleva 16 años trabajando en eventos y con las flores. «Fui formándome poco a poco, de manera autodidacta». Trabaja en Galicia, Madrid, Barcelona y también en Portugal. «Me adapto a todos los estados de ánimo diarios, en general, un poco lo que me transmite el cliente. No tengo un estilo definido, pero si ves un trabajo sabes que es mío». Su esencia son las composiciones que se salen de la norma, que hacen que sus trabajos tengan un toque rebelde. Cualquiera que se pase por Marchita lo encontrará vestido con colores claros y con las manos entre las flores, siempre dispuesto a encontrar el ramo perfecto para cada momento.

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