Brooklyn Fitboxing, la mezcla de boxeo y kickboxing llega a A Coruña

Patricia García Lema
Patricia García A CORUÑA

A LA ÚLTIMA

A este centro al lado de la plaza de Lugo, en la calle Payo Gómez, se viene a descargar tensión y a ponerte en forma. Clara Martínez explica como son estas clases de 47 minutos que han puesto de moda el boxeo

22 may 2022 . Actualizado a las 23:05 h.

Desde la calle puede verse la sala llena de sacos de boxeo. A la hora de clase, los alumnos dan golpes y mueven las piernas y los brazos al ritmo de la música guiados por un monitor. Se trata de Brooklyn Fitboxing, el espacio del número 11 de Payo Gómez, al lado de la plaza de Lugo, en el que se practica esta mezcla de boxeo y kickboxing orientado al fitness. «Es un hit de alta intensidad con el que se pretende quemar calorías o desestresar. Esta es, al menos, una hora en la que desconectas de todo y en la que el ambiente de la clase te envuelve», explica Clara Martínez, la responsable de este centro, el segundo que abre en la ciudad (hay otro en la avenida de Finisterre).

Cada clase dura 47 minutos y la persona elige a qué horario quiere ir. Hay sesiones por la mañana y también desde el mediodía a la noche. Para empezar solo necesitas ganas y unas vendas y unos guantes que te proporcionan en el centro. «La pregunta más repetida es si una persona puede apuntarse aunque no haya practicado nunca boxeo: las clases se adaptan a todos los niveles, así que está pensado para que cualquiera pueda empezar de cero en cualquier momento». Los sacos están monitorizados y van registrando todos los movimientos, que después se pueden consultar en una aplicación. Las clases mezclan ejercicios de entrenamiento funcional con los movimientos de los brazos del boxeo y las patadas del kickboxing. Se combinan los movimientos más intensos con otros de descanso. «Y cada quince días cambiamos las secuencias y los movimientos para que las clases se hagan más amenas».

«La marca explica la filosofía de estos ejercicios desde dos puntos de vista: por un lado cambia tu cuerpo, porque te ayuda a mejorar físicamente, y por otra cambia el día a día de las personas porque es un momento de desconexión». También hay una parte social, ya que por cada movimiento que se registra en los sacos cada centro hace una donación «a diferentes organizaciones». En las clases también se viven momentos divertidos: «Alguna persona nos preguntó algún día si podía pegar en el saco la foto de su jefe».