Lito Garrido, líder de la Panorama: «Lo dejaré cuando vea que ya no conecto con el público, no quiero que me retiren»
A CORUÑA
El mítico cantante de la verbena gallega participará este viernes a las 20.00 horas en el espectáculo de encendido de luces del Marineda City
25 nov 2024 . Actualizado a las 17:05 h.Lito Garrido lleva desde la infancia subido a los escenarios. Y hace más de tres décadas que es una de las voces más incasables de la verbena gallega, siempre al frente la orquesta Panorama. Normalmente, en Navidad está de vacaciones. Pero este año hará un paréntesis para participar en el espectáculo de encendido de luces del Marineda City, este viernes a las 20.00 horas en la plaza Emilio Pardo Bazán. Lo acompañarán sus colegas de profesión Fátima Pego, Diego Moreira y Mario Álvarez (ganador de Operación Triunfo 2009). Incansable y siempre joven, echa la vista atrás. A los buenos y malos momentos. Lito es un veterano que sigue aprendiendo de la música y de la vida.
—Este viernes tocan en el Marineda para inaugurar la Navidad, con encendido de luces incluido. ¿Qué podemos esperar?
—El pase durará alrededor de tres cuartos de hora, y cantaremos villancicos todos juntos. Como nosotros nunca trabajamos en invierno, la Navidad es algo muy especial que no vivíamos artísticamente. Los cuatro cantantes que vamos a los de Marineda tenemos una ilusión tremenda, porque es algo que no habíamos hecho. Por mucho que pasen los años, siempre acabas haciendo cosas nuevas. Es algo importante para sentirse joven.
—Se acerca la Navidad, así que el año se está acabando. ¿Cómo ha sido el 2024 para la panorama?
—Fue muy especial. Hicimos muchas actuaciones fuera de Galicia. La única comunidad que nos quedaba por visitar era Murcia, y por fin pudimos ir. La acogida del público fue espectacular. Ha sido de las mejores giras que recuerdo. Fue un orgullo y, además, fue la hostia.
—Y ahora que ya han estado en prácticamente toda España, ¿De algún sitio —sin contar Galicia, claro— os lleváis un recuerdo especial?
—Tenemos muchos recuerdos especiales. Por ejemplo, este año fuimos a Baracaldo y los gallegos estaban por todos lados. Era como si hubieran ido a jugar el Celta o el Deportivo. Nos recibían allí con banderas y pancartas. Fue muy bonito. Como la final de la Copa del Rey. También es muy importante para nosotros Valencia. Hemos tocado en muchos pueblos de esa zona, nos conocen casi tanto como en Galicia. Nos quedamos muy marcados con todo lo que pasó con la Dana. En Utiel tocamos justo una semana antes del desastre. Una parte del escenario estaba montada en el puente que pasa sobre el río que se desbordó.
«Tocamos en Utiel justo una semana antes del desastre de la Dana»
—No hay gallego que no conozca la Panorama...
—Y es algo que la gente de aquí lleva muchos años trasladándonos. Sentimos el calor del público y la gente que nos sigue. Y desde que tocamos fuera lo sentimos más, porque en todos los sitios de España hay siempre algún gallego que nos conoce. Por eso, ahora somos una marca conocida en toda España y, al mismo tiempo, una marca de la verbena gallega.
—El repertorio de la Panorama se ha ido renovando con los tiempos pero, ¿hay algún tipo de música que disfrute más cantando?
—Hombre, eso está claro. A mí el reguetón no me gusta tanto. A mí me gusta todo tipo de música, pero ese no es tanto mi estilo. Pero yo, si a mi edad me siento vivo y me siento joven es porque me rodeo siempre de gente joven. Ahora, particularmente mi estilo es más bien Queen, Alejandro Sanz, el rock... cosas más de los 90.
—¿Alguno canción concreta a la que le tengas cogido el punto?
—Tradicionalmente, las de Sergio Dalma. Eran las que más me gustaba cantar. Y, en general, todas las del pop español. También hemos visto canciones antiguas, como El vals de las mariposas, que se acaban convirtiendo en himnos para la juventud.
—Es que hay canciones que, por mucho que pase el tiempo, se siguen pidiendo sí o sí...
—Hay algo que está pasando, que es que el reguetón se está convirtiendo en algo repetitivo, y se ha puesto muy de moda la música remember. Por eso se hacen versiones disco y actuales de canciones como Será porque te amo. Este tipo de cosas están ahora de moda.
—¿Se acuerda de la primera vez que salió al escenario con la Panorama?
—Fue en el año 1993, en una discoteca de Santa Comba. Fue una sensación maravillosa. Me di cuenta de que estaba en mi sitio. He vivido momentos muy especiales; cantar con artistas famosos, cantar delante de 30.000 personas. Yo empecé a actuar con doce años, cuando hice un viaje a Alemania. Era una gira de Navidad en la que íbamos por centros españoles cantando canciones mexicanas. Al ver y el cariño y la acogida que tenía, ya entonces decidí que me quería dedicar a eso.
—A los jóvenes que llegan nuevos a las orquesta, ¿qué consejos le da?
—Sobre todo, que lo vivan. Si te dedicas a hacer feliz a la gente y a hacer que se olviden de sus problemas, tienes que disfrutar. Y hay que disfrutar sea como sea el escenario. Tanto delante de 30.000 personas como de 100. El otro día estuvimos en Liechtenstein, cerca de Suiza, que está lleno de inmigrantes gallegos. Era un escenario pequeñito, pero disfrutamos como si fuera una multitud.
—Cuando cantan delante de gallegos que están lejos de casa, ¿sienten la morriña?
—Sí. Es de los momentos más importantes, cuando estás fuera y te vienen gallegos. Es algo que nos da mucha fuerza. Como artista, llegarle a la gente así te hace sentir orgulloso, a pesar de que también haya malos momentos.
—¿Se aprende más de las noches buenas o de las malas?
—Más de las malas. A mí me gusta mucho conectar con el público. Y a veces es más difícil conectar cuando hay mucha gente. Para mí es más especial cuando está complicada la cosa. Cuando llueve, por ejemplo. Ahí te sientes más orgulloso de tu trabajo. Porque hiciste un esfuerzo y quedó plasmada esa fuerza que hiciste para conectar con el público en un día difícil.
«Las canciones que más me gustaba interpretar eran las de Sergio Dalma»
—¿Cómo va a ser el 2025 para la Panorama?
—La actividad va a ser la misma que siempre. Tenemos un calendario con unas 150 actuaciones en agenda a lo largo de unos siete meses. Está todo prácticamente cerrada, así que la actividad será la misma. Además, va a ser muy especial porque salimos con un montaje totalmente nuevo. Nuevo escenario, nueva iluminación y nuevas pantallas. Todo será más grande.
—Oyéndole hablar da la sensación de que, si de usted dependiera, no se jubilaría nunca.
—(Ríe). Es complicado. Yo lo que no quiero es que me retiren. Ver que en el escenario me quedo fuera de sitio, que no conecto ya con el público. Es algo que llegará evidentemente. Entonces lo dejaré. Pero, mientras siga aportando y la juventud me quiera, intentaré aguantar lo máximo posible. Me puede quedar un año como me pueden quedar tres o cuatro. Sí que le tengo un poco de miedo a retirarme, porque sé que lo echaré de menos. Pero, como a todo en la vida, al final llega el momento.
—¿Qué planes tiene para el día en el que se retire?
—Será una vida diferente, más familiar. Pero siempre unido a la Panorama, que ha sido mi vida y mi subsistencia. Seguiré dirigiendo, pero desde abajo. Mientras siga teniendo conexión con la juventud y me sienta capacitado, claro. Pero será de otra manera, disfrutando de cosas de las que ahora no puedo disfrutar.
—Después de todos estos años, ¿sigue aprendiendo cosas?
—Siempre. Cada día. Es mi secreto y el secreto de que Panorama siga viva. Me gusta hacer, dentro de lo posible, nuevas cosas. Hacer repertorios antes era más fácil, porque había más variedad. Pero tú tienes que ir con la juventud. A mí vinieron los abuelos, los padres y ahora los nietos. Si no te renuevas te quemas. Hay que hacer cosas nuevas, aunque dentro de tu manera de ser y de vivir. Lo que no puedes hacer es vivir enrocado en el pasado, en los 80 o los 90. Lo que mueve el mundo es la juventud.
—¿Se peca a veces de falta de compresión cuando se critica a los jóvenes?
—Falta de comprensión siempre hay. Cada uno tiene una edad y una manera de pensar. Tú vives tu vida desde tu punto de vista. Y si no te rodeas de savia nueva y de juventud, acabas enrocado. Sí que creo que se es injusto en muchas cosas. Defectos de juventud los hay ahora, los había cuando nosotros éramos jóvenes y los había cuando lo eran nuestros padres. Son defectos diferentes, pero son defectos. Pero lo que no podemos hacer es separarnos de la juventud y que la juventud nos moleste.