El testamento, un trámite en auge en A Coruña que ahorra problemas a los herederos
A CORUÑA
En la primera mitad del año se formalizaron 10.276 en la provincia, y en total podrían alcanzarse los 54.000 en Galicia
11 nov 2024 . Actualizado a las 13:14 h.10.276. Es el número de personas de la provincia de A Coruña que han hecho testamento en el primer semestre del año. La cifra más abultada de la comunidad. Le sigue Pontevedra con 7.568. Después Lugo, con 3.002 y, por último, Ourense, con 2.177.
Los testamentos que se hacen al año en Galicia rondan, desde hace ya tiempo, los 50.000 —51.309 en 2021, 49.950 en 2022 y 50.767 en 2023—. Es este un trámite algo más lúgubre que los demás actos de burocracia. Porque está íntimamente relacionado con la muerte. Con el anticipo del hálito final. Por eso mucha gente decide postergar el momento de concretarlo o, directamente, lo evita. Pero esto puede tener consecuencias para los que se quedan.
En caso de que alguien muera sin testamento (situación llamada ab intestato), los trances por los que tendrán que pasar los herederos serán mucho más ásperos y prolongados. Además, contrario a lo que muchos puedan pensar, el proceso de redacción de un documento testamentario es muy, muy sencillo. Y bastante barato. Según las estimaciones del Colexio Notarial de Galicia, oscila entre los 38 y los 50 euros.
La tendencia es ligeramente alcista. Cada vez son más los que se deciden a dar el paso. Julio Fernández es uno de los muchísimos coruñeses que lo han hecho. Según explica, la experiencia para el usuario no puede ser más sencilla. «A raíz de ciertas circunstancias familiares, mi mujer y yo decidimos hacerlo. Es muy fácil y evita complicarle la vida el día de mañana a nuestros hijos», cuenta.
Cuando se decide tomar este camino, lo primero que hay que hacer es acudir a un notario. Este ofrecerá asesoramiento e información para que el documento se adecúe lo mejor posible a las características particulares de cada caso. Aunque Julio, dice, no precisó esta ayuda. «Normalmente sí te ofrecen este asesoramiento, pero para nosotros no fue necesario porque fuimos con todo muy claro. Además tampoco somos millonarios, eran unas disposiciones muy sencillas».
La motivación que suele empujar a la gente a dejar detallado el destino que tendrán sus bienes después de la muerte suele ser, además de evitar inconveniencias futuras a sus herederos, el evitar posibles conflictos familiares, algo muy habitual cuando se habla de cuestiones de herencias.
«En mi familia siempre hubo tradición de dejar hecho testamento. Es más cómodo y no dejas líos abiertos. Si se enfadan los herederos, que se enfaden por ellos, no porque nosotros no lo hayamos dejado todo claro», añade Julio.
El valor de ser previsor
Además, el testamento es un documento que ofrece un amplio abanico de posibilidades. Puede designarse en él, por ejemplo, quién será el tutor de tus hijos si estos son menores de edad. O quién será el albacea que custodie tus bienes hasta que los herederos sean adultos. No hay límite al número de veces que se puede hacer el documento. Eso sí, solo tendrá validez el último que se hizo, y la expedición de uno nuevo invalida automáticamente todas las cláusulas de los anteriores. «Sin testamento, todo es más engorroso. ¿Para qué vas a complicarlo todo pudiendo dejarlo resuelto?», remarca Julio.
Otra cuestión que debe tenerse en cuenta es que este documento es individual. Así que, aunque se haga en pareja, lo que se redactarán serán dos testamentos separados. Es por esto que es importante, además de estipular la forma de reparto de los bienes entre los hijos, dejar también señalado que, por ejemplo, el cónyuge que sobreviva más tiempo mantenga el usufructo de las propiedades. De lo contrario, en caso de mala relación con los herederos, alguien puede verse incluso expulsado de su vivienda.
También hay un procedimiento que es muy habitual, que es la herencia en vida. Es cuando se le traspasa parte o la totalidad de los bienes a alguien antes de haber muerto. No obstante, algunas regiones, entre ellas Galicia, permiten hacer testamentos mancomunados. Es decir, testamentos colectivos. Pero, según apuntan desde el Colexio Notarial, es una vía prácticamente en desuso. El año pasado únicamente se expidieron 300. Esto se debe, señalan, a que llevan aparejados unos trámites más largos y costosos, así que, salvo en coyunturas muy concretas, no es el camino que suele
En algunos casos concretos, la ley permite desheredar a los hijos. Pero tiene que haber una causa justificada, como que en vida haya habido maltrato físico o psicológico o que haya sido negado el alimento. Dejar dispuesto y cerrado el reparto de las posesiones, aunque es más habitual entre gente mayor, no tiene realmente edad. El testamento, de hecho, es uno de los pocos trámites burocráticos que se pueden hacer a partir de los 14 años.
«Hacer el trámite, más barato que la cesta de la compra»
José María Graíño es el decano del Colexio Notarial de Galicia. Desde esta institución hace mucho tiempo que se trata de hacer pedagogía acerca del proceso del testamento. Desterrando miedos y temores. «La tendencia esta siendo de cierto incremento en todas las provincias. En pandemia disminuyó algo el número, pero desde 2021 remontó», explica Graíño.
Es el ámbito rural en el que parece haber una costumbre mayor de dejarlo todo bien dispuesto antes de morir. «En el entorno rústico hay muchas veces mayor conciencia. El testamento es algo que se hizo siempre». Pero hay muchas cosas que están cambiando. «Antes el testamento era algo que se hacía al final de la vida, Ahora eso no es tan así, ha habido un viraje sociológico. Hay jóvenes que lo hacen. También parejas que acaban de tener hijos», cuenta. Pero la franja de edad predominante sigue siendo la entre 50 y 60 años. «Suelen ser personas con hijos ya mayores e independizados. Se trata, al fin y al cabo, de un proceso que integra la muerte en una continuidad burocrática. Al igual que en vida nos gusta tener todos las papales y la documentación en orden, también después de ella hay que hacerlo».
Incide Graíño en que hay que contemplar todas la contingencias posibles. Como la de que uno de los dos cónyuges muera antes. «La gente a veces se piensa que en esta situación la pareja hereda automáticamente, y no es así. Solo le correspondería una cuarta parte, el resto sería para los hijos. El testamento es una cosa de va de protección». Otras cuestiones que se pueden contemplar son casuísticas concretas. Por ejemplo, se puede hacer una herencia condicionada. «Los padres pueden poner como requisito para que sus herederos reciban los bienes que se cuide de ellos en su etapa anciana. En caso de que se demuestre que esto no se cumplió se puede incluso anular el legado». Entre los más jóvenes que redactan testamento están comenzando a verse tendencias y novedades interesantes. Cada vez coge más peso la figura del albacea digital. «Es dejar designado a alguien para, en caso de que mueras, gestione los archivos y cuentas digitales que dejes. O activos como las criptomonedas. Cada vez insistimos más en que es conveniente que esto se incluya como disposición en el documento».
Otros escenarios relativamente nuevos son los de la custodia de las mascotas. O las últimas voluntades con cariz altruista. «Está presente el principio de solidaridad social. Se ven más disposiciones a favor de oenegés, sobre todo en gente que no tiene hijos o allegados», abunda.
«El principal problema es que la gente desconoce por qué es tan importante hacer un testamento. Es como tener un seguro. Hay que explicar bien qué es lo que sucede si alguien se muere sin haber dejado un documento así hecho. Como en todo, la información es fundamental. Da un gran alivio y quita incertidumbre de encima», perfila.
Además, se subraya una y otra vez el carácter económico del trámite. «Es más barato que la cesta de a compra semanal. Suele rondar los 50 euros en procedimientos estándar». Este único gasto serían los honorarios del propio notario, que además asiste con sus dudas a los clientes que acuden con la intención de dejar por escrito el destino futuro de todo cuanto posee.
«Antes de la propia firma hay detrás todo un proceso de asesoramiento notarial, porque, evidentemente, las necesidades no son las mismas para todo el mundo que acude a nosotros», concluye José María Graíño. Una acción que se resuelve en una tarde y, en el futuro, puede suponer una grandísima diferencia para aquellos que vienen detrás.