Los vecinos del Agra del Orzán se unen en protesta contra un narcopiso

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Tensión en la cacerolada de la calle Laracha al encararse con los vecinos uno de los okupas

04 sep 2024 . Actualizado a las 21:38 h.

Están caldeados los ánimos en la calle Laracha, en Agra del Orzán. Alrededor de una treintena de vecinos de la zona se han reunido esta tarde para protestar por la presencia de lo que creen que podría ser un narcopiso okupa. Según cuentan, llevan ya cuatro meses (desde abril) viviendo esta situación. «Llegaron de repente y al final se están haciendo con el edificio entero. Hay tránsito constante en las escaleras, hasta cuarenta personas en una tarde. Tenemos sospechas de que aquí se distribuye y de que puede tratarse incluso de algo un poco más grave que un simple sitio de venta de droga», cuenta Ana Álvarez, de la Asociación de Vecinos del Agra del Orzán. Tanto la policía como el Ayuntamiento, narran los manifestantes, han sido alertados en más de una ocasión. Pero la situación persiste.

Creen los residentes que algunos de los okupas que moran ahora en la calle Laracha podrían venir de otro piso similar que ya se selló en la Ronda Nelle. «Cada treinta minutos ves a gente entrar y salir del piso con mochilas», añade Álvarez.

También admiten, no obstante, que de momento no ha habido episodios graves de violencia entre los okupas y los vecinos. Pero que sí ha habido situaciones tensas y que se han mostrado desafiantes cuando se les intenta confrontar. «El problema no son tanto ellos. Porque ellos, si tienen aquí su centro logístico, supongo que lo que menos querrán es problemas. El problema es el tipo de gente que acude el piso. Por la noche es insoportable. Hay peleas contantes y hasta mujeres que piden ayuda. Va por rachas. Hay épocas en las que hay más movimiento y otras veces que parecen calmarse más», zanja Álvarez.

«Por las noches hay peleas constantes y mujeres pidiendo ayuda»

Otros asistentes suscribieron esta versión de los hechos. El hartazgo es generalizado. «Aquí viven muchos niños. Algunos días que salimos a la escalera y nos encontramos sangre. Hay problemas casi todas las noches y es imposible descansar», apunta Noemí, también vecina del Orzán.

La protesta, que consistió en un despliegue de pancartas y una cacerolada, se desarrolló sin incidentes graves. Sí hubo, no obstante, un momento de tensión cuando un hombre, que fue identificado como uno de los inquilinos del piso okupa, comenzó a grabar a un vecino y se encaró con él. La policía intervino rápidamente y no llegó a haber, por fortuna, violencia física.

Saben que el desalojo del inmueble no es una cosa de un día. Pero exigen que al menos se intensifiquen las investigaciones para poder vivir de nuevo en paz. «En la medida de lo posible queremos que se zanje el problema. Sabemos que es complicado, pero aquí está habiendo actividades ilegales», termina Noemí. De momento, la intranquilidad no cesa.