El programa de perros de terapia que van con los menores al juzgado llega a más colegios del área de A Coruña
A CORUÑA
Este servicio de la Fundación María José Jove asistía a niños de Curtis y Betanzos y ahora lo harán también a Vilasantar y Sobrado
29 feb 2024 . Actualizado a las 17:34 h.Venus, el único programa que hay en Galicia de perros de terapia que acompañan al juzgado a menores víctimas de violencia de género, se amplía a dos concellos más y abre una nueva vía de trabajo con centros educativos. Este servicio, impulsado por la Fundación María José Jove con la colaboración de Candamín, atendía hasta el momento a pequeños de Curtis y Betanzos, y ahora también lo hará a los Vilasantar y Sobrado dos Monxes. Un total de 121 menores de 3 a 12 años y 110 familias que están dentro del ámbito del Juzgado de Violencia contra la Mujer de Betanzos se han beneficiado de este programa desde su puesta en marcha en el 2019.
Además, la Fundación María José Jove ha iniciado una nueva vía de trabajo piloto en centros educativos de prevención y sensibilización en materia de igualdad, así como de fomento de relaciones igualitarias y de buen trato. En concreto, acaba de ponerlo en marcha con 82 escolares de 5.º y 6.º curso de primaria del CEIP de Curtis y Teixeiro. En este caso, las sesiones buscan prevenir la violencia en cualquiera de sus variantes desde el ámbito educativo y en edades tempranas. Para ello, se realizarán talleres formativos, de lectura y acciones a través del juego.
El trabajo con las familias víctimas de violencia de género consta de dos partes: acompañamiento de los menores en los juzgados con el perro cuando tiene que ir a declarar y un programa más amplio de terapia asistida con animales destinado a incrementar las posibilidades de superación emocional de los menores que sufren violencia de género. Cuando el menor tiene que ir a declarar o a realizar cualquier trámite, va acompañado por uno de los canes que ya conoce previamente de las sesiones de terapia asistidas. Junto a ellos, está siempre un educador canino y un terapeuta ocupacional. El perro constituye un vínculo fundamental para el menor, que se enfrenta a un ambiente hostil cuando acude al juzgado, consiguiendo así un sentimiento de protección y seguridad ante esta difícil situación.
Los menores que entran en el programa lo comienzan temerosos y con pocas ganas de hablar, pero, a medida que avanzan las sesiones, va disminuyendo la angustia y ansiedad, destacan desde la fundación. Los perros que participan en Venus son canes que han sido entrenados para este fin y que han superado una rigurosa evaluación que permite al profesional incorporar al animal en el proceso rehabilitador como herramienta motivadora. Su capacidad para motivar a las personas y crear un clima de calma es increíble. Actualmente son siete los que participan en el programa: Bosco, Uva, Pot, Matilda, Oliva, Talia y Briana.
Las terapias presentan una duración adaptada a las necesidades de cada intervención individualizada y, posteriormente, trabajan en grupos para determinadas capacidades y habilidades. A nivel individual, se abordan aquellas áreas que bloquean el crecimiento personal del individuo como la negación, la minimización y proyección de la culpa a terceros, la impotencia y los sentimientos negativos. El resultado es una reducción del estrés y de la ansiedad de los menores, así como una mejora en la autoestima, en la comunicación familiar, en el descanso y sueño y en los resultados escolares.
La Fundación María José Jove trabaja desde 2013 en el ámbito de la Terapia Asistida con Animales de Compañía (TAA) a través de diferentes programas. En el ámbito de la salud, la Fundación lleva a cabo un proyecto pionero en Galicia, en el que perros de terapia actúan como facilitadores terapéuticos en el Hospital Teresa Herrera de A Coruña. Asimismo, en el ámbito del ocio, la entidad desarrolla Ocucando, un programa de ocio saludable con perros de terapia orientado a niños y menores con diversidad funcional o en riesgo de exclusión y recientemente acaba de poner en marcha AyudaDOG, un proyecto que busca promover la adquisición de responsabilidades de personas con enfermedad mental a través del cuidado de perros abandonados.