Caetano Agrelo: «El humor fue una tabla de salvación tras el accidente de mi hijo»
A CORUÑA
Presenta el viernes 22 en la sede de la ONCE su primer libro con textos cómicos
18 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La historia de Caetano Agrelo —seudónimo literario de Antonio López (Vilaxoán de Arousa, 1960)—, bien merece ser contada en un libro. Empezó en esto de la escritura a través de la poesía cuando ya tenía 50 años. Y en el año 2012 su hijo mayor, Pablo, sufrió un accidente cuando iba en bici a trabajar, tras el que quedó en estado de conciencia mínima. Volcado desde entonces en el cuidado de su hijo, sintió en un momento dado la necesidad de reírse de la vida. Y de ahí sale Sucesos paranormales (Editorial Seleer), un libro de relatos de humor que presenta este viernes en la sede de la ONCE en el Cantón a las 19.15 horas.
—Llegó tarde a esto de la literatura, pero ahora no está dispuesto a perder el tiempo.
—Ya de joven me gustaba, pero lo de escribir como necesidad no me llegó hasta que tenía 50 años, coincidiendo con el fallecimiento de un cuñado mío por el que tenía un gran aprecio. La cosa fue yendo a más y empecé a escribir sobre otros temas, y terminé publicando un poemario, Versos insomnes.
—El accidente de su hijo también marcó el rumbo de su obra.
—El accidente fue un cataclismo en mi vida y la de toda mi familia. Soy un tipo muy sensible y tuve que sacar todo lo que llevaba dentro de alguna manera, todo mi amor, mi compasión, mi tristeza... Salieron un montón de versos dedicados a mi hijo.
—¿Cuándo decide cambiar la poesía por el humor?
—Hubo un punto de inflexión, cuando se produce la aceptación del drama de mi hijo, cuando reconozco que puede que no haya nada que hacer, que esta es la situación con la que debo convivir. Ojo, que no pierdo la esperanza de que mi hijo despierte, pero hay que aprender a vivir con esta realidad. Tanto yo como mi esposa y mi otro hijo tenemos muchas ganas de vivir, somos supervivientes natos y tenemos mucho coraje. Así que a partir de ese punto de inflexión me dije que había que reírse de todo, de la vida y todo lo que esta trae, y también de la muerte. Y ahí empecé a escribir estos pequeños relatos de humor.
—¿Cuándo experimentó ese cambio?
—No sabría decirte el momento exacto. Pero fue a los cuatro o cinco años del accidente. Me di cuenta de que eso es lo que me había tocado. Es como si el drama de mi hijo hubiese acentuado la necesidad de reírme. Siempre lo he considerado una necesidad vital, reírme y, si es posible, hacer reír a los demás.
—Ese accidente le dio la vuelta a su vida por completo.
—Fue un cambio enorme en todos los sentidos. Hicimos una casa diseñada ya para poder cuidarle. Intentamos que su vida sea lo más placentera posible, dentro de esta situación. Y a eso es a lo que me dedico.
—Y el humor le ha ayudado a devolverle el sentido a todo.
—Exacto. Ha sido una tabla de salvación para mí, tras el accidente de mi hijo. De hecho podría decir que me he agarrado a dos tablas que me han salvado la vida: la música y la escritura, que vinculo en este caso con el humor. Llegué a tocar fondo. Por supuesto que en casa todos necesitamos ayuda en su momento, es una situación muy fuerte. Y yo vi las puertas del infierno muy cerca. Pero la música y la escritura me salvaron.
—Habla de la música, y es que milita también en la Tuna de Veteranos.
—Hay un dicho que me gusta: el que canta sus males espanta. Una verdad como un templo. Cada vez que tengo ensayo me relajo, me olvido de todo.
—Volvamos al humor. Dice que siempre ha tenido la necesidad de reír y hacer reír.
—Me gusta reírme hasta de mí mismo. He escrito un poema a mi barriga y otro a mi intestino, un tipo incorregible, ya que tengo el colon irritable y me da bastante la lata.
—¿Cómo es su humor?
—Es un humor absurdo. Es lo que me gusta y lo que se me ocurre. Situaciones rocambolescas que no tienen por qué tener apego con la realidad, sino que busco la sorpresa del lector con hechos disparatados. Tiene quizá un toque surrealista.
—¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?
—Fui colgando en mi Facebook alguna historia cómica que iba escribiendo, pero ahí quedaban. Mis amigos me decían que les divertían mucho, pero nada más. En el trabajo, con la pandemia, pasamos unos momentos muy tensos y no tenía tiempo para hacerle más caso a mis escritos. Pero una vez me prejubilé pensé en hacer una recopilación y publicarlos, de ahí el libro. Lo mandé a cinco editoriales y me contestaron tres, que estaban interesadas, lo cual fue una sorpresa. Así que creo que no debe de estar del todo mal.
«Pretendo emocionar, despertar algo en el lector o en quien me escuche»
Para presentar su libro, el primero que escribe en clave de humor, el autor se ha rodeado de amigos que participarán en el evento de este próximo viernes. Amigos que, como él, derrochan pasión por lo que hacen, especialmente por la música.
—¿Qué tienen en común la música y la literatura para que lleguen a convertirse en una parte fundamental de su vida?
—Es todo cuestión de emoción. Lo que tienen la literatura y la música es que son capaces de emocionar a cualquiera con un mínimo de sensibilidad. La música te eleva, a mí me hace levitar.
—¿Lo de la música también fue algo tardío, como la literatura?
—Realmente soy un pianista frustrado, tengo hasta tercero de piano, pero cuando te pones a trabajar vas dejando las cosas... Y ahora tampoco podría retomarlo, tengo una lesión en los dedos y no me veo practicando.
—¿Cómo será la presentación de este viernes en la ONCE?
—Pues lo que pretendo es precisamente eso, emocionar. Despertar algo en el lector o en quien me escuche. Por eso me voy a permitir, en la presentación, leer los únicos versos que he escrito en gallego, dedicados a mi hijo, y que creo que es lo mejor que he escrito. A ver cómo mezclo ese punto emotivo con el humor, que es de lo que va el libro. Pero creo que todo tiene cabida.
—Pero también habrá música en la presentación.
—Sí, van a actuar dos buenos amigos, Paris Joel —acompañado del percusionista Tonu Leiro— y Xurxo Mares, dos grandes nombres de la música de autor local. Han tenido el detalle de acompañarme en esta presentación. Y, además, cerrará el acto la Tuna de Veteranos, con la que, por supuesto, me pondré la capa y también cantaré yo.