Karina Gibert: «Si hubiera mujeres diseñando coches, no conduciríamos con las piernas abiertas»

Loreto Silvoso
Loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Montse Giralt

La catedrática de la Universidad Politécnica de Cataluña hablará en A Coruña del riesgo de no incluir «la mirada femenina» en el desarrollo de la inteligencia artificial

28 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Hacia dónde nos lleva la inteligencia artificial (IA)? Karina Gibert tiene la respuesta. El 13 de junio impartirá una ponencia sobre esta materia en el marco de la jornada Igualdade, diversidade e violencia no traballo que organizará la Consellería de Promoción do Emprego en el hotel Attica 21. «Las profesiones mejor pagadas de los próximos años van a ser las tecnológicas y es muy importante que las mujeres accedan a los mejores puestos del mercado laboral», explica.

—Usted es muy activa en reducir la brecha de género en el ámbito tecnológico. ¿Por qué?

—La brecha de género en este sector es un drama, porque tenemos muy pocas mujeres. Y es un círculo vicioso terrible. Como no hay mujeres, no hay directivas; como no estamos visibles, las niñas no se inspiran, y como no estudian estas carreras, no llegan profesionales al sector.

—Y así llevamos años.

—Treinta años. Esto tiene un impacto gravísimo, que es que la mirada femenina no está contemplada en el desarrollo de la tecnología. Vamos a una sociedad donde lo digital va a desempeñar un papel fundamental y no nos podemos permitir que la inteligencia artificial ignore la mirada femenina.

—¿Qué podría suponer?

—Que se dibuje un mundo poco amable para las mujeres.

—Eso ya está pasando.

—Sí. Un ejemplo. Todas las mujeres conducimos con las piernas abiertas porque el coche se ha diseñado de una manera que el largo del volante te cae en medio. Si hubiera habido mujeres diseñando coches en los años 20, el coche no sería así. Esta no es una posición cómoda para nosotras. Cuando hay una ausencia de mujeres diseñando el mundo, el mundo tiene una forma de funcionar que le va bien a los que lo diseñan. Nuestra mirada no está, y encima ni nos planteamos si esto está bien o mal.

—¿Cómo lo solucionamos?

—Potenciando la visibilidad de las mujeres para que las niñas se inspiren, yendo a las escuelas y rompiendo estereotipos.

—¿Cuántas veces al día le preguntan si debemos tenerle miedo a los robots?

—Cada día, unas cuatro o cinco veces [ríe]. La ciencia ficción ha creado un imaginario colectivo, sumado al miedo a lo desconocido.

—¿Sobrepasarán a los humanos?

—Hablamos de máquinas que conectamos y desconectamos las personas. Intentamos que cada vez hagan más cosas mejor hechas y de manera más autónoma, pero de ahí a que las hagan mejor que las personas... Depende.

—¿De qué depende?

—Por ejemplo, si estamos hablando de buscar faltas de ortografía en un texto, a los humanos a veces se nos cuelan cosas, y a una máquina no. Podemos estar cansados o leer muy deprisa. Si hablamos de detectar tumores en una imagen médica, hay casos muy incipientes que el ojo humano no ve, pero la máquina sí.

—¿Qué sectores le pueden sacar más provecho en el futuro a la IA?

—Es una disciplina transversal. Está haciendo grandísimas contribuciones en salud, medio ambiente, educación, deporte...

—Hemos visto despidos masivos en las tecnológicas. ¿Cuáles serán los sectores más sensibles?

—El problema no es la IA, sino la gestión de recursos humanos de la empresa. Una de las primeras IA con un uso penetrante es el GPS. ¿Desde que lo tenemos han despedido a todos los conductores de autobuses? No. Y esta IA está perfectamente implantada en estos empleos. Si en un almacén instalas un toro inteligente para mover mercancías, los empleados pueden poner el foco en otras tareas. Vamos a seguir necesitando al profesional.

—A Coruña va a ser la sede de la Agencia para la Supervisión de la Inteligencia Artificial. ¿Es urgente regular el sector?

—Cuando tú lanzas algo disruptivo al mercado y, en menos de un mes, van cinco versiones diferentes de la misma cosa...

—¿Está a favor de una moratoria y avanzar con más calma?

—Un poco de calma no vendría mal. ¡Los del sector no tenemos ni tiempo de entender los riesgos de la primera versión y ya hemos pasado cinco pantallas! [ríe].

Qué hace: Dirige un centro de investigación que utiliza la inteligencia artificial (IA) para desarrollar proyectos de salud, turismo, servicios sociales o medio ambiente.

Qué dice: «Una IA en el juzgado puede redactar sentencias y agilizar el trabajo, pero si despides a los jueces que sobran, no desbloquearás la Justicia».

«Falta financiación en cantidades industriales, pero España tiene un papel importante»

Inteligencia artificial y derechos de las mujeres es el título de la conferencia que ofrecerá Karina Gibert en el marco de la jornada Igualdad, diversidad y violencia en el trabajo. Actualidad y futuro, el 13 de junio, en el Attica 21.

—¿Por qué es necesario regularlo?

—Estamos en un momento de transformación digital importante y hasta ahora era un territorio salvaje (en el sentido de jungla).

—Póngame un ejemplo.

—Cualquiera que sabe un poco de programación se atreve a hacer un programilla o un videojuego, lo sube a la Apple Store y tú te lo encuentras en el móvil listo para usar. Y la IA es una herramienta tan potente que puede comportar riesgos para los derechos de las personas en función de cómo se utilice. Por eso se hace absolutamente imprescindible poner un poco de orden. La gente que fabrica coches de bebé no te los mete en casa de cualquier manera. Pasan unos procesos de validación y certificación.

—Hay que regular el mercado.

—Sí, regular el sector nos va a ayudar a centrar cuáles son los usos éticos de la IA para que contribuya al progreso y al desarrollo de la sociedad, y no tanto a la vulneración de los derechos de las personas o a incrementar las desigualdades sociales.

—¿Los otros países cómo van?

—Europa es la que lleva la delantera y, en este momento, España tiene un papel importante porque estamos haciendo el piloto europeo del sandbox. Es decir, hay un equipo de expertos que están desarrollando guías para implementar las IA en las empresas. España tiene una posición bastante interesante desde el punto de vista del liderazgo tecnológico. Falta, como siempre, financiación en cantidades industriales, pero estamos en una posición competitiva.