Manuel Casal: «Hubo momentos que me perjudicó que viniera Fraga al restaurante»

A CORUÑA

Manuel Casal, propietario del restaurante A Cabana de Bergondo (A Coruña), celebra los 40 años del negocio fundado por sus padres.
Manuel Casal, propietario del restaurante A Cabana de Bergondo (A Coruña), celebra los 40 años del negocio fundado por sus padres. MARCOS MÍGUEZ

El dueño de A Cabana de Bergondo celebra los 40 años del negocio

12 mar 2023 . Actualizado a las 12:57 h.

Está al frente de un negocio que este año cumple los 40. Un clásico que nunca falla. De comida de verdad. «Cada vez tenemos más clientes. Hay un retorno a los restaurantes en los que te llaman por tu nombre, que conocen tus gustos, que apuestan por una cocina tradicional... La gente quiere comer fenomenal y recibir cariño, está deseosa de que la trates bien. Yo no hago turnos. Tu mesa es tu mesa hasta que te vayas», comenta Manuel Casal Álvarez. Nació en Ginebra, donde sus padres emigrantes tenían una empresa de limpieza y un bar que era el punto de encuentro de los gallegos y españoles que vivían en esa ciudad. «Siempre estuve muy vinculado a Ginebra y estudié hostelería allí, pero me crie en A Coruña con mis tíos y mi abuela. Estuve 14 años el colegio Santa María del Mar pero en las temporadas de vacaciones iba para allá», recuerda. Con la idea de regresar algún día, sus padres compraron el restaurante A Cabana en los años setenta, aunque no lo abrirían como hoy lo conocemos hasta 1983. «Hay platos y vinos que están en carta desde el primer día, como la tarta helada de almendra, la merluza rellena de centolla y el salpicón de colas de cigalas. El Viña Alberdi, el Viña Ardanza y el Fefiñanes, también», destaca Manuel, que fue un pionero en este mundo. «Fui el primero en llegar a la final del concurso Nariz de Oro y también a un certamen de puros. Ahora solo me interesa ir a catas profesionales», asegura.

Dice que la mitad de su clientela es de la zona de Ferrol y otro tanto de A Coruña. «Hay familias que vienen de manera habitual. El restaurante es nuestro modo de vida. Se trata de mantener clientela. De fidelizar más que de ganar dinero por ganar. Eso al final te penaliza. A mí no me interesa meterle un clavo a los clientes», sentencia. A Cabana, que tiene unas vistas imponentes, del nivel de la comida, está en Fiobre, Bergondo. «Le doy de comer a los cuatro partidos políticos del pueblo. Todos son bien recibidos. Es un sitio ideal para familias, reuniones de negocios o de amigos. Te permite tener tu intimidad», comenta. Recordamos los tiempos en los que Manuel Fraga era un habitual. El histórico político decía que sus restaurantes favoritos eran el Vilas de Santiago y A Cabana. «Conmigo siempre se portó genial y le coges cariño, como te pasa con las personas que vienen a menudo. Hubo momentos que me perjudicó que viniera Fraga porque algunos que eran contrarios a sus ideas decían que no venían por eso», recuerda.

Música y automovilismo

Charlamos en la plaza de Tabacos. Comparte mesa con nosotros su hija Irene, que estudia Publicidad y Relaciones Públicas en Pontevedra y se la ve muy interesada en el mundo de la comunicación. Tiene otro hijo que estudia Ingeniería Mecánica. «Y echan una mano en el restaurante cuando pueden», comenta Manuel. Le apasiona el mundo del vino. «Tenemos una carta bestial con más de mil referencias que van desde los 15 a los 6.000 euros, que en este caso son botellas de coleccionista», destaca. A sus 54 años recién cumplidos dice que sus favoritos son un gran Rías Baixas o un gran Ribeiro y, de comida, se queda con unas cigalas y unos grelos. «Intentamos comprar todos los productos por la zona, Sada, Miño, Bergondo... Que hablen gallego», asegura. Además del vino, le vuelve loco el automovilismo (dice que la gozó con Fernando Alonso) y la música. De hecho, está preparando alguna fiesta para celebrar los 40 años de A Cabana y no faltarán destacados artistas en directo. «Siempre fue un soñador», comenta su hija Irene mientras Manuel asiente. «Mi sueño no cumplido y que probablemente no cumpliré es abrir un restaurante en A Coruña. Sería como un nuevo Coral a precio razonable. La cocina de siempre sigue estando vigente y ahora hace falta mejorar el servicio», sentencia don Manuel.