
Un libro editado por la Diputación de A Coruña demuestra que la fabricación del líquido efervescente supuso una pequeña revolución industrial en el ámbito rural
10 mar 2023 . Actualizado a las 15:51 h.Un, dos, tres, responda otra vez: ¿Cuántas marcas de gaseosa asociadas a su infancia es usted capaz de recordar? Hace unos días el programa Voces de A Coruña de Radio Voz lanzó el reto entre sus oyentes y enseguida empezaron a burbujear las marcas en el dial: Obelisco, La Pitusa, La Casera, La Revoltosa...
Si el escuchante era de la zona de Oleiros hablaba de Gaseosas Galán, «que repartía dos veces por semana». Si había tenido más vínculos con Ferrol, Los 15 Hermanos era la que más sonaba en su cerebro. El sadense de toda la vida apostaba por La Barrosa y el betanceiro de pura cepa, por La Ribera. Si hay una bebida que forme parte del imaginario colectivo popular es la gaseosa. Y con ese ejercicio fue muy fácil comprobar que sigue estando ahí.
«En Coruña capital houbo moitísimas fábricas», afirma Juan Carlos Villar Angeriz, que acaba de publicar un libro sobre la historia de las fábricas de gaseosas de la provincia coruñesa desde el siglo XIX hasta los años ochenta. «E na provincia enteira podería haber máis de trescentas rexistradas». En la publicación de Angeriz se lleva a cabo una reconstrucción de la historia de la fabricación de bebidas gaseosas desde un enfoque etnográfico y etnológico. Es un recorrido por la historia de factorías, envases y marcas comerciales, muchas ya desaparecidas, pero que aún están presentes en la memoria de muchos coruñeses.
El curioso proyecto de investigación de Juan Carlos Villar sobre la historia de los fabricantes de gaseosas en la provincia de A Coruña permite realizar un recorrido desde el siglo XIX hasta finales de los años ochenta, cuando la popularidad de esta bebida empezó a menguar.

La mayoría han desaparecido
Hubo tres factores para que desaparecieran, uno fue el relevo generacional ante las nuevas normativas sanitarias más severas; otro, los bulos que hubo sobre si la gaseosa era más o menos saludable; y el remate final fue la competencia de grandes marcas, que acabó con los pequeños gaseoseros. «Algunos sobrevivieron y se reconvirtieron en distribuidores de otro tipo de productos, como colas, vinos o refrescos. Solo con la gaseosa ya no les valía la pena trabajar», reconoce Juan Carlos Villar.
La más antigua de A Coruña tiene nombre de canciller alemana
«Si queréis tomar un refresco sano, y muy grato al paladar, bebed la gaseosa de esta fábrica». Así rezaba la publicidad de la primera gaseosera de A Coruña. En el número 1 del Cantón pequeño estaba situada la fábrica de cervezas y gaseosas Merckel, fundada en el año 1808. Fue Manuel Serrano, yerno de Antonio Merckel (hijo del fundador) quien se hizo cargo de esta factoría en el año 1883. Una docena de botellas grandes costaba 10 reales de la época.
En 1868 nace Santa Margarita y Osiris (de los hermanos Casado) fue la siguiente. En 1956 la unión de varios fabricantes locales permite la creación de la famosa Gaseosas Obelisco, pero hubo más: La Herculina, Chenú, La Inglesa, La Selecta, El Ángel de la Guarda, La Unión Coruñesa, Sinalco, el Trovador Herculino, Aguas de San Cristóbal, Casa Dans, El Gurugú, La Aldeana, Alicia y Marineda.
Casi cada municipio de la comarca tenía su propia fábrica

No solo A Coruña fue una potencia en número de fabricantes de gaseosas. Prácticamente cada municipio de la comarca tenía su propia marca o, al menos, un productor cerca. Así lo recoge el libro Apuntes sobre a gaseosa na provincia da Coruña, una obra del presidente de la asociación Gaseosas de Galicia, Juan Carlos Villar Angeriz, que pretende recuperar y dar a conocer la historia de esta industria en las diferentes localidades. En Sada, Cambre, Carral, Betanzos, Arteixo, Curtis y Oleiros hubo gaseoseros.
Gaseosas Obelisco, Chenu, El Hogar, La Deliciosa, Galán, La Barrosa, Los 15 Hermanos, Gaseosas La Salud, La Pilarica, La Bergantiñana, Xeitosa, La Moderna-Junquera, Gaseosas Suárez, Feijoo, Espiña, La Pitusa o Rianxeira son algunas de las marcas cuya historia se repasa detalladamente en este libro, que recoge verdaderas antigüedades del mundo de las gaseosas que se despachaban a diario en bares, ultramarinos y pequeños distribuidores. Su fabricación supuso una pequeña revolución industrial en el ámbito rural en el que casi cada pueblo tenía su fábrica de gaseosas.
Betanzos no tenía rival
Después de A Coruña, Betanzos se lleva la palma en fabricantes de gaseosas. Los productores locales proliferaron desde que en 1883 nació en la plaza de los Carros, Hijos de La Luz. Luego llegarían Martín Barros Viqueira, La Sin Rival (maravilloso nombre para una gaseosa), La Moderna, la Ribera (que fundó el operario encargado de la fábrica de gaseosas del farmacéutico Couceiro y Jose Paz Vila), La Deliciosa, La Tropical y Los Caneiros. En Curtis surgieron La Ideal y la Delicia; en Carral, El Industrial Obrero, Gaseosas Maruxa-Carral y Ramón Ponte; en Arteixo, La Casera de RioBlanco; y en Cambre, la fábrica de gaseosas de Antonio Miño. En Sada, La Barrosa tomó su nombre de la fuente que había en las inmediaciones de la fábrica y en esta localidad hubo otro gaseosero en la década de 1900: Andrés Vázquez Pato. Por Abegondo y Bergondo se repartían las Gaseosas Galán-Maruxa, de Oleiros.