Mayte Fernández: «Con 62 años y 3 nietos acabé la FP de cocina y el máster»

A CORUÑA

MIGUEL MIRAMONTES

Viajera y extrovertida, dirige desde hace años talleres sobre gastronomía y enseña a alimentarse a familias humildes, a veces sin hornillos en casa

05 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Tomó una decisión valiente. «Hice lo que mis padres no me dejaron hacer cuando era joven. Yo quería ser cocinera, pero en aquél momento era algo que no tenía caché», recuerda Mayte Fernández Álvarez. Se levantaba temprano en su casa de Lorbé. Dirigía talleres en la Cámara de Comercio de 9.00 a 14.00 horas y, «después, me cambiaba de ropa en el CIFP Paseo das Pontes e iba a clases de 16.00 a 22.00 horas con compañeros que eran todos más jóvenes que yo», relata. En cinco años acabó la FP de Cocina y Gastronomía, la de Confitería y Panadería, y el máster en Panadería y Bollería Artesanal. «Y con buenas notas», asegura mientras busca las hojas de calificaciones en una carpeta. Podría cursar el grado superior, pero no se lo plantea, y más ahora que acaba de convertirse en abuela por partida triple en un espacio muy corto de tiempo. «Con 62 años y 3 nietos acabé la FP de Cocina y el máster. Atendía a los bebés mientras estudiaba Formación y Orientación Laboral (FOL) y Empresas. En la pandemia tuve que hacer exámenes por internet, y eso que no me gusta mucho el ordenador. Le ensañaré las notas a los nietos», apunta sonriente. Nació en el Modelo, se crio en A Falperra, estudió en el colegio de la Caja de Ahorros y en Zalaeta, y miles de personas la conocen porque dirigió y dirige infinidad de talleres de cocina para todos los públicos. Tomamos café en el Belber Britania de la calle Ramón y Cajal. 

Dama de la Cruz Roja

Es una mujer sonriente y extrovertida. «Lo reconozco, no puedo estar callada ni debajo del agua. Pero de pequeña fui muy tímida. Cuando me quité la coraza, me la quité del todo», afirma. Además de cocinar y viajar, su otra pasión es el voluntariado. «Allí donde me llaman, voy. Poder ayudar a los demás es lo mejor que hay. Desde que tengo uso de razón soy voluntaria. Sigo colaborando con la Cruz Roja, donde fui una de aquellas damas que atendían enfermos en el hospital San Rafael, en Labaca o en Aspace. Siempre me gustaron los niños. Ahora enseño a familias muy humildes, incluso sin hornillos en casa, qué hacer, por ejemplo, con un bote de garbanzos que les llega del banco de alimentos, con los que también colaboro», cuenta esta mujer incansable, que también cocina en casa. «Funciono mucho con táperes». 

Aprender para enseñar

En su día ya había estudiado Cocina en la Escuela de Hostelería San Javier. «En el Fórum Gastronómico coincidí con Veli, a la que había conocido allí y que ahora está de profesora en el Paseo das Pontes. Fue la que me animó a dar el paso. Los tiempos cambiaron y lo de ahora no tiene nada que ver con lo que yo había aprendido. La maquinaria es muy distinta. Quise aprender para saber más yo y para dar mejor formación a los alumnos que tengo», explica Mayte, a la que conocí hace ya bastantes años en la Fundación María José Jove, cuando presentó un libro con recetas sencillas para niños. Ahora dice que está preparando otro para celíacos. Colabora en el programa de Eva Millán, en Radio Voz; tiene un blog, El Fogón del Atlántico, en el que «no verás fotos maravillosas ni nada por el estilo. Es algo práctico y sin mayores pretensiones porque no tengo tiempo. Y el que dispongo lo aprovecho para visitar a los productores», apunta. Es agente comercial de Thermomix desde hace 22 años y ya fue distinguida por vender un elevado número de robots. Y se siente muy orgullosa de haber acompañado a los de La Ibi a una presentación de helados en el Basque Culinary Center. El 25 de enero cumplió 63 años y ve difícil llegar a montar un restaurante. «Siempre quise, pero... Trabajé un tiempo en O Vexetariano de la Ciudad Vieja donde hacíamos unas cosas muy ricas, pero llegaba a las dos de la mañana a casa y mis hijas eran pequeñas (ahora tienen 39 y 36)», argumenta. Muy amiga de sus amigas (me habla mucho de Tere), para comer disfruta con «unos huevos fritos con patatas».