Un guardia de seguridad vigilará que no haya botellón en el CEIP María Pita de A Coruña

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA

cedida

A partir de febrero estará los viernes y sábados, de 21.00 a 01.00 horas

26 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El CEIP María Pita de A Coruña, situado entre la avenida Salvador de Madariaga y la ronda Camilo José Cela, volvió a ser el pasado fin de semana lugar de encuentro de varios grupos de jóvenes para hacer botellón. Después de las fiestas de Navidad y los fuertes temporales de las últimas semanas, en las que la afluencia de vándalos fue relativamente baja, los chavales se reencontraron con más ganas que antes y ello originó, según explicaron los propios vecinos, «tanto follón que era imposible dormir». De hecho, en la noche del sábado al domingo se desplazaron hasta el centro educativo varias unidades de la Policía Nacional y el 092, alertados por los residentes en la zona por el follón que estaban armando. «Nosotros cambiamos las ventanas hace poco y también las persianas. Pero fue tal el escándalo que igualmente escuchábamos todo», explicó uno de los vecinos afectados.

Jorge Schachter, presidente del asociación de padres y madres A Xanela explicó que en esta ocasión no hubo muchos daños materiales en el colegio, como sí pasó en anteriores ocasiones, pero el lunes amaneció lleno de basura. «Había una barbaridad de porquería. Dejaron todo muy, muy sucio», confirmó.

Ante esta situación, el concejal de Educación, Jesús Celemín, confirmó a los responsables del colegio que a partir del mes de febrero habrá un guardia de seguridad para vigilar que no vuelvan a suceder este tipo de intrusismo. En principio, el vigilante estará todos los viernes y sábados, entre las nueve de la noche y la una de la madrugada. Es decir, cuatro horas cada día. «Esperemos que la presencia de un guardia de seguridad disuada a los jóvenes a entrar y a hacer allí el botellón», indicó Schachter. Indicó que esta posibilidad ya se había hablado antes de las vacaciones de Navidad con los responsables del Ayuntamiento, que la pondrán en marcha a partir de febrero.

En todo caso, el presidente del ANPA considera que se trata de una medida transitoria y «un parche», ya que lo que realmente demandan la asociación es que se instale un cierre en todo el recinto que impida la entrada de personas fuera del horario lectivo o sin autorización. «No sabemos cuánto podría costar instalar un vallado más alto en todo el perímetro del recinto escolar, pero seguramente, a la larga, compensaría todos los arreglos que hay que hacer de los desperfectos que ocasionan los vándalos». Explicó, en este sentido, que al menos una vez al año hay que cambiar el motor que abre el portalón para el acceso de vehículos, también hay que reparar las puertas de entrada ya que, al saltar sobre ellas, los engranajes se fuerzan y acaban rompiendo. A ello hay que sumar cristales rotos que hay que sustituir, pintadas que hay que borrar... «Este año, por ejemplo, ya es la segunda vez que se estropea alguna de las puertas de acceso», añadió.

El presidente de la ANPA indico que en los últimos presupuestos participativos se había calculado que elevar el cierre perimetral en todo el colegio podría costar 150.000 euros. «Pero no es necesario que se aborde todo de una vez. Se podría empezar por las zonas más bajas, por las que es más fácil saltar, como las que están situadas en el corredor con escaleras que hay entre nuestro colegio y el IES Otero Pedrayo. En todo caso, los responsables del CEIP María Pita tendrán una reunión próximamente con el concejal de Educación, técnicos de esta concejalía y también la de urbanismo para analizar las posibilidades de abordar la construcción del vallado, en el que podría participar la Xunta con, al menos, una aportación económica.

Los vecinos del entorno aseguran que llevan años soportando los ruidos e inconvenientes que supone el botellón dentro del colegio: «Se suelen poner en una zona cubierta, en la que no los vemos, pero el fin de semana pasado fue horrible: gritos en plena noche, la música a tope... Esto se está yendo de las manos. Hay que actuar ya», rogó uno de los vecinos afectados en su descanso nocturno.