José Manuel Cervelo: «Las briquetas generan calor inmediato y dejan pocos residuos»

Tamara Rivas Núñez
Tamara Rivas A CORUÑA

A CORUÑA

José Manuel Cervelo, en las instalaciones que Grupo Cervelo tiene en Teixeiro.
José Manuel Cervelo, en las instalaciones que Grupo Cervelo tiene en Teixeiro. Cedida

En Lumepal aprovechan los restos de los palés para crear un combustible ecológico

11 nov 2022 . Actualizado a las 09:38 h.

José Manuel Cervelo (A Coruña, 1966) supo ver en los desperdicios que se generaban alrededor del negocio de compraventa de palés, uno de los tres pilares que conforman el grupo Cervelo, una oportunidad de hacer crecer la empresa que fundó su padre. De esos residuos nació en el 2018 Lumepal (www.lumepal.com), dedicada a la fabricación y distribución de briquetas, un combustible ecológico elaborado a partir de los restos de palés de madera natural seca.

—Lo que hacen es todo un ejemplo de economía circular.

—Totalmente. Antes el negocio se centraba en la compraventa de palés usados, que preparábamos y volvíamos a poner en circulación. En esas reparaciones surgían residuos, que son los que ahora trituramos y tratamos para hacer las briquetas. 

—¿Cómo surge la idea?

—Todo lo que tiene que ver con ecología y sostenibilidad nos preocupa. Tenemos una instalación de paneles solares porque nos gusta aportar nuestro granito de arena al medio ambiente. Y con ese pensamiento nació la idea. ¿Por qué no hacer algo con esos residuos que nos pueda ayudar? En un primer momento esas briquetas sirvieron para alimentar la caldera con la que se lleva a cabo el secado de los tratamientos fitosanitarios de los palés. Tras pasar por una feria en Valladolid donde se hablaba de productos ecológicos fuimos conscientes de que esto podría ser parte del futuro. Probamos con una máquina alquilada, vimos las posibilidades, y nos lanzamos. 

—¿Qué ventajas tienen frente a otras fuentes de calor?

—Tienen los mismos usos que la leña, pero son más fáciles de almacenar y desarrollan un mayor poder calorífico, casi inmediato. Son algo más de 4.400 kilocalorías por kilo de briqueta (cada unidad tiene ese peso aproximado). Además, cuando se consume deja muy poco residuo, muy poca ceniza. Con la leña nunca sabes qué nivel de humedad tiene, el de las briquetas es muy bajo, inferior al 8 %. 

—¿Cómo es el proceso de fabricación?

—Primero se trituran los residuos, después pasan por una máquina que discrimina la madera de los restos de metal como pueden ser las puntas, y finalmente se compactan. 

—¿Se pueden utilizar en cualquier tipo de fuego?

—En cualquier tipo de caldera, chimenea, horno… que utilice leña, puedes meter briquetas. La duración no es la misma, pero la explosión de calor es mayor.

—¿Se nota mayor demanda con la subida de los precios de los combustibles y la electricidad?

—Empieza a notarse. Tenemos clientes de todo tipo, desde familias a negocios como panaderías o casas rurales. Empezamos a percibir que el que antes compraba medio palé, que son 500 kilos, ahora pide mil. Y el que pedía mil, ahora quiere dos mil. 

—Una familia de cuatro miembros en un mes frío, ¿cuántas briquetas necesita?

—Depende de muchos factores: los metros a calentar, el sistema empleado, cómo recorre el calor la casa,… En una casa particular de aldea de entre 100 y 150 metros cuadrados pueden utilizar en invierno un palé de mil kilos, que tiene un precio asequible. Pero no deja de ser una estimación.

—Se encargan de todo, desde su fabricación hasta la entrega.

—Aprovechamos el conocimiento que tenemos del transporte y la logística (tercer pilar del grupo) para llevar las briquetas sin coste a cualquier parte de Galicia. Para el resto de España, se gestiona con una empresa de transporte. Estar en Teixeiro es una ventaja por su situación geográfica centrada.