Una valla impide a una mujer en silla de ruedas entrar en su casa en A Coruña

Caterina Devesa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Rosa, junto a las vallas que están instalando para cercar el edificio
Rosa, junto a las vallas que están instalando para cercar el edificio Eduardo Pérez

Rosa Moreira pide a los vecinos una alternativa al cierre que se construye en su edificio de Eirís: «No puedo abrir puertas sola»

18 ago 2022 . Actualizado a las 09:45 h.

La polémica vecinal surgida en el barrio de Eirís de A Coruña tras el inicio de los trabajos para vallar el edificio situado en la avenida Lamadosa, esquina con la calle Javier López, va más allá de un desacuerdo entre los residentes, que se dividen entre los que consideran la obra necesaria «por motivos de seguridad» y los que la califican de «innecesaria». Independientemente de que guste o no la iniciativa, justificada por la comunidad como medida de protección «ante robos, vandalismo, y ante heces y orines de perros en los soportales», su instalación supone una barrera para Rosa Moreira, residente en el portal número 5.

La mujer, en silla de ruedas, sufre una discapacidad por la que precisa ayuda para determinadas tareas. Hace años padeció un ictus que le dejó inmovilizado el lado izquierdo del cuerpo y que posteriormente se extendió también al derecho. Además, sufre otras complicaciones de salud. «Van a poner una puerta fuera para poder acceder al edifico una vez que esté todo vallado. Yo no puedo abrirlas sola debido a mis problemas de movilidad. Necesito que alguien me ayude, entonces con el nuevo cierre no podré entrar sola a mi casa», lamenta Rosa, que explica que vive de alquiler. «Llevo ya diez años en este piso y lo tengo completamente adaptado a mí. Estoy muy cómoda y lamentaría mucho tener que mudarme ahora a otro lugar después de haber acondicionado el espacio a mis circunstancias». Precisamente, al no ser propietaria no pudo votar en la junta vecinal en la que se decidió cercar la manzana. «Sabía que habían pedido vallar el edificio, pero no conocía cómo lo harían ni cuándo. A mí me da igual lo que hagan, no me opongo a nada, pero pido una solución porque esto supone un problema grave en mi día a día».

Un proyecto de 59.000 euros

La mujer, de 57 años, vive sola y habitualmente ya echa mano de algún vecino para abrir la puerta del portal del edifico. «Suelo pedir ayuda o ya coincide con que haya alguien en la puerta, pero ahora, al colocar otra fuera, que también irá con llave, no podré acceder sola. Tendré que esperar a que coincida que pase otra persona y dependeré todo el tiempo de los demás». Por eso, insiste en que revisen el proyecto para que se opte por una alternativa y no le suponga un obstáculo. «Quizá se pueda instalar otro tipo de puerta que no vaya con llave, que funcione con un interruptor y se abra de forma automática».

Los trabajos del cercado, presupuestados en más de 59.000 euros, comenzaron la semana pasada, pero fueron objeto de controversia desde su aprobación. En el 2018, cuando en una junta se dio luz verde a la medida, un propietario optó por recurrir el caso en los juzgados. Sin embargó, la justicia dio en el 2020 la razón a la comunidad vecinal bajo el argumento de que la obra respondía a la inseguridad.