«No soy nada partidario de arquitecturas espectáculo»
Vázquez Muíño opina que el Novo Chuac va a ser «el hospital de referencia» hasta fuera de España. «El equipo sanitario ya lo es y como arquitectos vamos a intentar aportarles un edificio que les permita seguir cumpliendo con ese nivel de exigencia».
—¿Qué le inspiró el diseño?
—Los edificios adaptados a la topografía son un clásico. Es una cuestión racional, de lógica. No soy nada partidario de las arquitecturas espectáculo, ni de hacer cosas que después no funcionan o son caras de mantener. La arquitectura tiene que ser ante todo funcional. A mayores vamos a intentar hacer que sea bonito y agradable, por supuesto. La parcela es complicada pero te da sus ventajas, con el escalonamiento todos los bloques de hospitalización disfrutarán de vistas en algunas plantas. Y facilita que estén orientados con las habitaciones al Este y Oeste para que todas tengan sol directo en algún momento del día. Mientras, los patios que se generan entre los bloques se orientan al Sur, con lo que la luz entra más profundamente. Después, la sostenibilidad es importante. Se va a buscar la mayor eficiencia energética, un edificio de consumo casi nulo, con paneles fotovoltaicos, con biomasa y con estrategias pasivas como fachadas protegidas del soleamiento con lamas. No se trata de hacer una imagen bonita porque sí, sino que la imagen ha de ser resultado de una función. Debe ser un centro funcional, polivalente y duradero, claro.
—Cuando Feijoo dijo que en tres años estaría construido el 80 %, ¿se echó las manos a la cabeza?
—Bueno... Es factible si todo va como tiene que ir. Pero ya vemos cómo está el mundo. Aparecen imponderables, una pandemia, una guerra, la crisis de materiales… Se va a intentar con todo el esfuerzo, y será lo que tenga que ser. Cumplir lo que está en el pliego es lo mínimo y si podemos adelantarnos, mejor. Habrá que trabajar a un ritmo muy alto y con muchísima gente.
—Y expropiar casas.
—Está previsto desde el pliego del concurso. Hay año y medio para hacer el proyecto y se entiende que en ese tiempo estará resuelto. Son una veintena, además de terrenos y algún negocio. Es un tema que lleva la Xunta, que tengo que decir que nos dio directrices claras de afectar al menor número de viviendas posible. Y así lo hemos cumplido.
—Los imponderables también repercutirán en el coste, ¿no?
—Hablar ahora de cifras es precipitado. Más viendo cómo va el mercado. Prefiero no aventurar. Cuando estemos en fase de ejecución se podrá aproximar.
—¿Cuál será la imagen final?
—La imagen es el blanco. Un edificio atemporal, limpio, transparente, con mucha luz y líneas muy puras. Va a ser moderno ahora y lo será dentro de 50 años.
Tendrá madera, por supuesto gallega, todos los materiales intentaremos que sean kilómetro 0. Aporta calidez, da otro confort, hace los espacios más amables y si estás enfermo lo mínimo es que el entorno sea agradable.