Del Orzán a Matogrande, la difícil convivencia de vecinos y bares

Caterina Devesa REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA

Vista general de la calle Enrique Mariñas en la que hay varios locales hosteleros
Vista general de la calle Enrique Mariñas en la que hay varios locales hosteleros CESAR QUIAN

Ruidos por la música de los locales y quejas por tener que retirar copas de las calles

07 jul 2022 . Actualizado a las 19:23 h.

El Orzán no es el único barrio en el que los vecinos confiesan problemas para compatibilizar su descanso con la actividad hostelera. En Matogrande, aunque admiten «estar muy lejos» de sufrir los problemas de los vecinos del área próxima a la playa, sí que indican haber puesto quejas a causa de molestias causadas por los bares.

El presidente de la asociación de vecinos de Matogrande, Esteban Velasco, señala que en la actualidad son dos los locales que generan malestar. «Uno de ellos cerró hace unas semanas por ruidos tras la denuncia de uno de los vecinos al que le molestaba la música procedente del local», El motivo de la clausura se debe, según fuentes municipales, a que estuvo abierto fuera de su horario, que no tenía instalado el limitador de sonido y que el propietario no pudo documentar ante los agentes para que tipo de uso tiene licencia. Por su parte, el responsable del establecimiento, el Medusa, situado en la calle Luís Quintas Goyanes, califica de «injusta» la medida y señala que «está arreglando los papeles para poder abrir en las próximas semanas». «Es un restaurante familiar y en la revisión la música provenía de la televisión».

Además de ese espacio, hay otro que genera molestias en el barrio. «Viene la Policía Local constantemente porque hay quejas por el ruido que produce, ya que cierra a las cuatro de la mañana». Entre las afectadas por la actividad de ese local, ubicado en la calle Enrique Mariñas, está una residente del edificio situado encima del bajo, que dice haber tenido que apartar copas de cristal de la vía pública para poder pasar por la misma. «Mi hijo tiene problemas de movilidad y para poder llevarlo en la silla de ruedas he tenido que parar para retirar los restos de las bebidas. Es un peligro porque se puede cortar alguien o un coche puede pinchar las ruedas con los cristales. Yo he tenido también que quitarlos de la plaza de aparcamiento de la calle para poder circular». Asimismo, la mujer señala que los clientes del bar «fuman en la puerta del portal y dejan todas las colillas tiradas en el suelo». Por ello, ha hablado en varias ocasiones con el responsable del establecimiento para que pida a la clientela que no salgan con las bebidas y que sean más cuidadosos. «Es una cuestión de civismo, pero él dice que no puede controlar lo que hace la gente». Debido a la situación, en alguna ocasión alertó de la problemática a los agentes de seguridad. «Un día estaba por aquí una patrulla de la Policía Local y se lo comenté. Entraron en el bar a supervisar y el dueño me preguntó que qué había pasado y le expuse la situación». En cuanto a los ruidos, dice que «por fortuna desde mi piso no los escucho, pero sí que hay vecinos que han puesto quejas por ello».

La otra reclamación del barrio tiene que ver con las terrazas, ya que la de un local ocupa dos plazas de aparcamiento de la vía pública. «Está permitido por el cambio de estos espacios por el covid, pero ya mostramos su malestar al Concello cuando se permitió su instalación y seguimos pidiendo que la quiten porque en esta zona es muy complicado aparcar en la calle como para que nos quiten más plazas», manifiesta el presidente de la asociación vecinal.

Lejos de ese barrio, en Monte Alto, los residentes temen que la recuperación de la actividad hostelera en la calle San Juan derive en problemas. Por eso, la Policía Local ya ha aumentado los controles y el pasado domingo acudió a la zona para vigilar que los clientes de los bares no salían a la vía con las bebidas. «Vinieron por la tarde, pero deberían pasar a las once de la noche que es cuando el final de la vía está completamente invadida de gente», señala un camarero.

Residentes en O Temple, en Cambre, siguen su lucha contra un pub

Los vecinos de O Temple, en Cambre, siguen sufriendo los ruidos provocados por un pub situado en la Costa da Tapia. Han hecho llegar sus quejas a la Valedora do pobo, que en su respuesta les indica que ha requerido información al Concello. «En la carta del día 13 de mayo nos señala que una vez obtenga esos documentos, realizará una valoración sobre la situación», apunta un vecino. Tras las quejas vecinales, desde el establecimiento compartieron un mensaje en sus redes sociales en el que dicen llevar un tiempo recibiendo «ataques de racismo por parte del vecindario». Algo que los vecinos consideran «indignante» y que creen es un intento para «distraer el asunto de esa forma argumentando algo totalmente falso».

Ante el problema, desde el Ayuntamiento aseguran que «hasta ahora no se ha percibido que la actividad en el interior del local haya producido ruidos en el interior de las viviendas. Si, a través de mediciones profesionales, un denunciante demuestra que el ruido es excesivo el Concello cerrará el local». Por su parte, los vecinos indican que descartan contratar a una empresa para realizar las mediciones, ya que consideran «que es un tema urbanístico. Creemos que no debe haber un local de este tipo en una zona residencial. Eso es lo que vamos a defender». No es la primera vez que el pub genera problemas en el área, de hecho, la Policía Local, que realiza controles frecuentes, tramitó dos sanciones a los responsables, una por la reposición de la legalidad en la terraza (ya retirada), y otro por realizar la actividad «con las puertas abiertas». Ahora, el gobierno local está a la espera de que los responsables del establecimiento presenten el proyecto para las obras de remodelación de la terraza.