Oda a las calles perpendiculares

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

28 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace años, la calle tenía un valor sentimental, no solo era el lugar en el que estaba tu casa, sino que te situaba en el mundo. Ser de una calle generaba una cosmovisión, de tal modo que los coruñeses se identificaban con esa expresión. «Este es de mi calle» generaba una referencia que implicaba mucho más que una ubicación. Pero ahora todo eso se ha perdido, uno vive en una zona de Coruña sin darle valor a esa rúa precisa, que ya importa poco. Sin embargo, no es lo mismo pasear por una calle que por otra, imaginarse un recorrido por una que por otra. De hecho, el otro día mi compañero y amigo Pablo Portabales hizo una reflexión en Radio Voz que despertó mi curiosidad. Para él, en Coruña tienen mucho más valor las calles perpendiculares que las paralelas. O dicho de otro modo más sencillo: a Portabales le gustan más. Y entonces empecé a pensar en que puedo coincidir con él en eso. Porque prefiero Menéndez Pelayo o Teresa Herrera que la plaza de Pontevedra, o, como dice él, más Bailén, el Callejón de San Blas, o Marcial del Adalid o Torreiro. Esa rareza portabaliana me llevó a imaginar el croquis de la ciudad y a imponerme un rincón único donde perderme. ¿Con qué calle de Coruña me quedaría? Mi yo consumista solo se puede situar en la plaza de Lugo y en la tranquilidad de dar dos pasos sabiendo que cerca tengo un escaparate, pero cualquiera de las calles perpendiculares de la zona son un lujo: Picavia, Padre Feijoo, Teresa Herrera... Es una Coruña señorial que escapa a la imagen clásica de la Marina, que es otra que la mayoría escogerían. Y aunque soy de las que prefieren las vistas de Riazor, por ese mar fuerte que entra, al resguardo del Parrote, lo cierto es que la fachada atlántica coruñesa es bien fea. No escojo Rubine entre las favoritas, eso seguro. ¿Portabales, esa es perpendicular?