Fernando Pujalte: «Mi alimentación se basa en bocadillos de jamón serrano»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Este coruñés de 51 años es muy popular por su Lili Cleta y sus actuaciones sobre el triciclo

24 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada más empezar la entrevista su gato salta sobre la mesa. «Es gata. Se llama Pulguita y apenas tiene unos meses», informa su propietario. Al cabo de un rato noto que me araña el pantalón. El entrevistado se levanta en busca de la solución mientras el felino se esconde debajo de la cama. Fernando Pujalte vuelve unos segundos después con una bandera de Ucrania. «La gata es pro Putin, ya verás como escapa», explica e introduce el mástil debajo del somier. Pulguita sale corriendo y Lili, como muchos lo conocen, cierra la puerta. Durante el resto de la charla la gata se dedicó a arañarla deseosa de entrar. Esta es la escena que me encontré tras subir cuatro pisos (no hay ascensor) de un edificio de la calle Maestranza. Es la casa-museo de Fernando Pujalte Vidal. Todo guarda un perfecto desorden. Hay un poco de todo y todo de otras décadas. «Lo que me rodea son cosas familiares. Un proyecto de reciclaje y recuerdos basados en el hogar. Vintage, que se dice ahora», resume este coruñés de 51 años muy popular por su Lili Cleta, por sus performance sobre un triciclo... «Salir con la música a la calle y pedaleando no creo que haya mucha gente que lo haga, y que proyecte cine en formato Súper 8 desde una bicicleta de los años sesenta no creo que exista nadie», afirma. La gata sigue arañando la puerta y en la pared me observa Fernando Esteso desde un cartel de la película El recomendado.

Lugares con encanto

Su casa familiar está en la torre de los Maestros. Me habla de sus hermanos, en especial de su hermana María, la actriz, de su madre, y de su padre, José María Pujalte, que fue un pionero del cine coruñés. «La primera proyección que hicimos en público, en el bar Polvorín, fue la grabación que hizo mi padre del despegue del Apolo 11. Le había tocado el viaje en un sorteo. Creamos lo de Lili Films, fuimos rescatando películas y proyectamos en cantidad de sitios de aquí y de otras ciudades. Más que coleccionista soy una persona a la que le emocionan los cines de Coruña de antes. La moqueta, el olor... », dice. Es un enamorado de todo lo antiguo, también de los bares de siempre. «Somo especialistas en cargarnos las cosas. Echo de menos La Traída. Sufrí mucho cuando cerró Casa Enrique, el mesón del Hockey o el Odilo. Me queda el Sanín, donde tengo mi taza del Mundial 82, el Huevito, o La flor del jamón, que para mí es un templo. Tenemos la suerte de vivir en una ciudad donde hay bastantes jamonerías. Mi alimentación se basa en bocadillos de jamón serrano y zumo de naranja», sentencia.

La leche de Suances

Confiesa que «estudié poco y en muchos sitios. Di disgustos a mis padres pero no gravísimos. Empecé a trabajar en un estudio de doblaje. Estuve 25 años de técnico de sonido en dos metros cuadrados y de repente pasé a pedalear por todos lados. Cuando me preguntan a qué me dedico digo que al audiovisual», destaca. Para hacer realidad su sueño, encontró la pieza clave, un triciclo que en su día se usó para reparto de leche que compró en Suances, Cantabria. Es la discocleta, la cinecleta, la musicleta y «la última es el la pizarracleta. Hago acopio de discos de pizarra de finales del siglo XIX y principios del XX y los voy poniendo», explica Fernando, que esta Semana Santa también convirtió el vehículo en un paso de la Semana Santa. «Antes me importaba, pero ahora me da lo mismo que digan que soy friki. Pedalear con un capirote por la calle de los vinos es muy difícil. Una persona me gritó ‘ateo', pero esta ciudad es muy amistosa. Nunca me han multado».

Forma parte del colectivo Mobi-liza y me habla con entusiasmo del taller Reciclos que gestionan en la antigua residencia Padre Rubinos. Antes de despedirnos me enseña la habitación donde guarda los proyectores y cintas y me regala una bolsa de plástico de Barros. Mientras, la gata salta por todos lados.