Betty Camarero: «Creo que todavía se sigue ligando mucho en los coches de choque»

Loreto Silvoso
Loreto Silvoso A CORUÑA

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

La coruñesa ve a la gente con muchas «ganas de fiesta» porque han sido «dos años sin ellas»

24 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Su infancia huele a algodón de azúcar. Es lo que tiene nacer «prácticamente» en un tiovivo, porque nuestra protagonista pertenece a la tercera generación de la familia de los Camarero, unos clásicos en el mundo de las atracciones de feria. Parroteamos con Beatriz Camarero Fernández (Betty para los amigos) a lomos de sus caballitos.

—¿Cómo se presenta la temporada?

—La perspectiva es buena. En la Pascua de Padrón ya se ha trabajado muy bien. La gente tiene muchas ganas porque han sido dos años sin fiestas. Y para los más pequeños, esto es la gran novedad, no lo han vivido nunca.

—Tal y como está el tema pandémico, ¿este año vuelven todas?

—Casi todas. Se han perdido algunas de localidades más pequeñas que han decidido no hacer la fiesta aún por precaución. Hay eventos gastronómicos que antes tenían atracciones de feria y ahora han decidido enfocarse solo a lo gastronómico y ya no quieren nada de lo nuestro.

—¿Por ejemplo?

—El Choco de Redondela, pero, en general, creo que esto ya arranca de forma definitiva.

—Así que pinta bien.

—Y espero que dure, porque después va a dar un bajón horrible.

—¿Con las ganas de verbena que tenemos todos?

—No digo solo lo nuestro, sino la economía en general. Creo que esto es un subidón para después dar un bajón tremendo.

—Como una montaña rusa.

—A nosotros se nos han disparado los gastos. Aunque no somos transportistas, dependemos del gasoil, movemos vehículos y trabajamos con generadores de gasoil. Luego están la luz, los nuevos contratos de personal… En los últimos tiempos, se nos han disparado los gastos de una forma abismal.

—¿Cuál es la madre de todas las ferias?

—El San Froilán y la Peregrina. A mí me encanta la Guadalupe de Rianxo, porque la gente es súper agradable y lo vive mucho.

—¿Ha visto nacer muchas parejas en los coches de choque?

—Ahora tengo pistas infantiles y me vienen con sus hijos clientes que, cuando eran jóvenes, ya atendía yo en los coches de adultos. Creo que hoy se sigue ligando mucho en los coches de choque.

—¿Cuánto costaba el ticket del tiovivo cuando empezó en esto?

—En los años setenta, que es cuando nacimos los tres hermanos, la ficha valía diez pesetas.

—¿Qué vale ahora?

—Una ficha, tres euros. Y tenemos abonos para que les salgan mas económicas.

—¿Está harta de rodar como una noria con...?

—Harta de tratar con algunos ayuntamientos, la burocracia y la incertidumbre de mirar para el cielo y que no llueva para que la gente se acerque a las fiestas a pasarlo bien.

—El primer Camarero fue su abuelo.

—Empezó mi abuelo con un carrusel. Mi padre tuvo coches de choque, montañas rusas y varios aparatos infantiles. Ahora, seguimos con los coches de choque y mis hermanos retomaron otra vez lo de los carruseles.

—¿Cuántos tienen?

—Entre mis dos hermanos y yo tenemos tres carruseles, dos pistas de coches de choque de mayores, dos pistillas infantiles, Scalextric, tirachinas…

—Tiovivo, carrusel, caballitos... ¿Hace falta un consenso?

—En cada zona se le da un nombre distinto. Por ejemplo, en A Estrada son los cachivaches, en otros sitios, los cochecitos. A los míos les llaman coches chocones, coches eléctricos, pistillas...

—¿Son seguras las atracciones?

—Totalmente. Pasamos controles de revisiones anuales y certificados de montaje en cada fiesta.

«Antes las mujeres se quedaban en la taquilla y poco más. Ahora hacemos todo lo que haga falta»

Ourensana de nacimiento pero residente en A Coruña, Betty Camarero (Ourense, 1972) ha dormido hoy cinco horas porque se quedó hasta las dos de la madrugada desmontando el Palexco Fun Park, que hizo las delicias de los niños esta Semana Santa. Luego se levantó a las 7 para llevar a los críos al instituto y en 24 horas sale disparada para Caldas de Reis. «Estoy a punto de enganchar el camión e irme», afirma.

—¿Muchas noches sin dormir?

—Demasiadas. Pero esas horas se compensan durmiendo cuando no tienes que trabajar.

—¿Es una vida muy nómada?

—Totalmente nómada y errante. Un fin de semana estás aquí y otro allá. Mis hermanos se están retirando un poco de la feria (se están dedicando más a eventos ahora) y yo sigo con las fiestas. Pero de A Coruña salgo solo tres meses al año, eh. Hay gente que empieza en Padrón y ya no entra en casa hasta octubre. Yo sí.

—¿Todavía hay pocas mujeres feriantes o eso está cambiando?

—Somos un sector muy machista, pero estamos ahí cuatro o cinco guerreras que les estamos haciendo cambiar el concepto porque no les queda otra. Antes las mujeres se quedaban en la taquilla, en la caravana y poco más. Ahora montamos, desmontamos, vamos a los repartos y hacemos todo lo que haga falta.

—¿Qué lleva peor, montar el tiovivo o desmontarlo?

—El montaje siempre requiere más dedicación. Es más complicado el hacer que el deshacer.

—¿Qué aprendió con la pandemia?

—Que hay que diversificar los negocios y no vivir solo de la feria.

—¿La atracción con más tirón?

—La noria, los coches de choque y, si la hay, la montaña rusa.

—¿Es de garrapiñadas o de algodón de azúcar?

—Yo soy de algodón de azúcar.