Las gaviotas siempre llaman dos veces

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Martina Miser

Yo, que sospecho que el animalito va a volver cualquier día, no puedo decir en voz alta a un ornitólogo que los pájaros me dan pánico por culpa de Hitchcock

06 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo empezó el día del padre. Un toc-toc-toc seguido de un extraño ruido. Sonaba de forma regular, ¿pero de dónde viene?, nos preguntábamos. Varios toc-toc después, descubrimos que no venía del piso de arriba, ni de la calle, sino de la ventana de la habitación del retaco grande. Allá nos fuimos, aprensivos. Y allí estaba ella: una gaviota picoteando el cristal (toc-toc-toc) y graznando a continuación. Ni se inmutó cuando nos vio entrar a todos, siguió con sus extrañas llamadas y luego remontó el vuelo.

La cosa se habría quedado en una anécdota si no fuera porque el pasado sábado, bien temprano (cosas del retaco pequeño y sus horarios de fin de semana) escuchamos otro toc-toc-toc. La casa estaba mucho más silenciosa y aquello sonaba algo distinto. El cativo y yo no somos muy valientes, así que tardamos un poco en decidirnos a buscar el origen del ruidito. Pero cuando entramos en la misma habitación, allí estaba otra vez. Toc-toc-toc. Graznido. Toc-toc-toc. Graznido. Avanzamos despacio hasta que estuvimos tan cerca que nos pareció ver una herida en el pico. La gaviota nos miró, se dio la vuelta y desplegó las alas.

No saben qué inquietud. Se ríe al otro lado del teléfono el ornitólogo Antonio Sandoval y me dice que o bien algún vecino le ha dado comida alguna vez, y vuelve a por más, o bien hay algo rojo dentro de la habitación que le llama la atención. Y yo, que sospecho que el animalito va a volver cualquier día, no puedo decir en voz alta a un ornitólogo que los pájaros me dan pánico por culpa de Hitchcock. Cómo explicarle a la gaviota que Tippi Hedren no vive aquí.