Calvo Sotelo, el tren y San Diego marcarán el próximo lustro en A Coruña

David García A CORUÑA

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Está previsto que el próximo verano los petroleros abandonen los muelles internos

27 mar 2022 . Actualizado a las 10:02 h.

Las negociaciones, trámites y gestiones realizados durante los últimos 18 años deberían traducirse en el próximo lustro en una serie de cambios con gran incidencia en la ciudad.

El más próximo temporalmente tendrá lugar en el muelle de Calvo Sotelo, que volverá a abrirse al uso ciudadano el próximo verano —previsiblemente en agosto— cuando las tres últimas empresas que allí quedan culminen sus traslados. Este proceso dará continuidad al camino iniciado el año pasado con Trasatlánticos y Batería. Esta dos últimas zonas también están pendientes de que el Ayuntamiento, la Xunta y el Puerto culminen el acuerdo que se empezó a perfilar el pasado verano para la transformación de estos muelles y que quedó en suspenso por la falta de acuerdo sobre los porcentajes a asumir y porque el Concello no incluyó fondos para la adquisición de estos terrenos en sus presupuestos.

El próximo verano también está señalado para que sea el momento en el que se produzca otro hito como es el final de los petroleros en los muelles internos.

Los barcos con crudo continúan penetrando en la ría y accediendo a la ciudad para atracar en San Diego, pero la inversión de 126 millones de euros que Repsol está ejecutando para trasladar su actividad al puerto exterior va encaminada a finalizar en plazo durante el verano.

Esto supondrá una mejora considerable de la seguridad en el término urbano por dos motivos. El primero es que los buques con el crudo ya no accederán al muelle de San Diego y el segundo es que el nuevo poliducto, entre la refinería y Langosteira, dejará sin uso el que desde 1964 atraviesa A Grela, Elviña, el Barrio de las Flores, Eirís, O Castrillón, Os Castros y Casablanca.

El traslado de la actividad petrolera a punta Langosteira no supondrá el final de la actividad de Repsol en San Diego, ya que en los próximos años todavía mantendrá parte de su actividad en este muelle, en el que tiene concesión hasta el 2027. Ese horizonte temporal más amplio es el que provoca que esta zona se haya dejado por el momento fuera de las negociaciones entre las Administraciones, pero que en los próximos años se deberá convertir en el centro del debate para concretar su desarrollo. Inicialmente se preveía la construcción de 5.700 viviendas en parte para obtener fondos con los que financiar la deuda del Puerto, pero los convenios del 2004 ya no están en vigor y un estudio de la UDC encargado por el gobierno local reduce esta edificabilidad considerablemente y la combina con usos empresariales y dotaciones públicas siguiendo el modelo desarrollado en otras ciudades.

El futuro de San Diego todavía está en el aire, pero no así el del enlace ferroviario a Langosteira, obra que debe estar culminada en el 2026 para cumplir con los plazos que marcan las directrices europeas para poder financiarlo con los fondos comunitarios que tiene asignados. Esta infraestructura permitirá la captación de nuevos tráficos y la implantación de nuevas empresas que fortalecerá al Puerto, uno de los motores económicos de la ciudad.