
Un cariñoso recibo de 16,7 millones de pesetas, al cambio, unos 100.000 euros; en teoría, por haber engañado en la declaración de la renta. No era cierto
19 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Si este fuese un pulso entre dos titanes, tendría un ganador: Hacienda. Ni la poderosa Justicia podría con ella.
El abogado coruñés José Manuel Vaamonde tiene los ases de la victoria en la mano, pero tampoco puede derrotarla. En este partido ha metido dos goles, uno en el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia y otro en el Supremo. Son perfectamente legales y han subido al marcador, pero los puntos de la victoria, la recompensa, no figuran en ningún sitio, no constan en acta.
En 1996, Hacienda le pasó un cariñoso recibo de 16,7 millones de pesetas. Al cambio, unos 100.000 euros. En teoría, por haber engañado en la declaración de la renta. No era cierto. Se demostró en los tribunales. Los dos le dieron la razón en su derecho a reclamar ese dinero, que con los intereses acumulados serían hoy 800.000 euros. Y si los tribunales fallaron a su favor, ¿por qué no ha cobrado entonces? Pues según Hacienda, que admite el error cometido, porque no le consta que la Ley haya dado la orden de ejecutar la sentencia.
Desde hace siglos, representamos a la Justicia con una venda en los ojos para sugerir que es igual para todos. Aquí, lo de la ceguera ha funcionado en otro sentido. También la retratamos con una balanza en la que cada parte litigante va poniendo sus argumentos para ver cuáles pesan más. Y por último, blandiendo una espada que es simbólica garantía de mano dura, de castigo inflexible para los culpables.
Bueno, pues la espada tampoco ha funcionado muy bien, y es solo un juguetito en manos del titán de la Agencia Tributaria. Esta niega la mayor desde que en el año 2004 el Supremo se pronunció en pro del abogado Vaamonde, el de los dos goles a favor. Pero ya saben: el fútbol es así.