Santiago, Vigo, Ourense y Pontevedra tienen sus estaciones más avanzadas, aunque empezaron los trámites al mismo tiempo o más tarde. Solo la de Ferrol, que queda fuera de la alta velocidad, se retrasará más
27 sep 2022 . Actualizado a las 16:07 h.Como los ciclistas que no miden bien sus fuerzas a los pies del Galibier, la estación intermodal de A Coruña ha terminado la carrera en el coche escoba. Iba a ser la primera de Galicia en entrar en funcionamiento, pero tras los retrasos de los últimos años, con suerte no quedará de última. Santiago, Vigo, Ourense y Pontevedra le sacan muchos cuerpos de ventaja, Lugo apenas le saca distancia, solo Ferrol pedalea por detrás. Hoy la de A Coruña dará un pasito más con la aprobación en el pleno de los convenios que regularán su construcción.
Ninguna llegará pronto. Desde el cambio de siglo se habla de las estaciones intermodales, que aunarán en un solo complejo las infraestructuras de las antiguas terminales de tren y autobús, a las que se sumarán el vehículo privado, las conexiones peatones y los carriles bici como transportes alternativos.
El retraso vino impuesto por la crisis económica del 2008, que frenó las grandes inversiones. Pero a partir del 2014, con la recuperación, esos proyectos se retomaron con ayuda económica de la UE. A Coruña era entonces cabeza de carrera, porque tenía algo más adelantados sus proyectos.
Desde entonces solo perdió posiciones. Tras la crisis del 2008, el gobierno local del PP había reducido el proyecto de la estación. Pero incluso así, sus sucesores de la Marea lo tacharon de «faraónico» y hasta el 2016 no confirmaron si el Ayuntamiento financiaría su parte. Más tarde, en el 2017, María Pita dio un giro y rechazó el proyecto de la Xunta, que ya estaba listo y había sido licitado por 417.000 euros. Hubo que empezar de cero, e invertir otros 217.000 euros en un nuevo plan. La decisión del gobierno local para desechar el proyecto original causó sorpresa en la Xunta, porque no se les exigía que hiciesen una obra mayor, sino que la redujesen y recortasen dársenas para los buses y una planta de aparcamiento subterráneo.
El retraso obligó al Gobierno gallego a renunciar a construir la estación con fondos de la UE, ya que no se cumplirían los plazos para optar a ellos. La financiación europea volvió a ser una opción el año pasado, cuando se convocaron los Next Generation. Estaban en juego casi 40 millones de euros.
Eso por el lado de la terminal de autobuses. La de trenes también se ha retrasado. El Gobierno central anunció en el 2019 que iniciaría las obras en cuestión de meses para tenerlas listas en el 2022. Esa meta volante ya ha quedado atrás, y ni se han licitado. El plan del Estado pasa por invertir más de 40 millones para remodelar la estación de trenes de San Cristóbal y adaptarla a la alta velocidad. Además se construirán edificios para usos terciarios. El plan de la intermodal también incluye un párking subterráneo de casi 370 plazas, la remodelación de las avenidas del Ferrocarril y A Sardiñeira para mejorar los accesos y conectar esa última vía con la avenida de Arteixo, y la reforma de la plaza situada delante de la estación, entre otras mejoras.
El plan ahora es que quede lista a finales del 2025, siempre que no haya más retrasos.
Mientras A Coruña discutía si su estación debía ser más grande o más pequeña, el resto del mundo siguió pedaleando. La estación de Vigo esprintó. Su terminal de ferrocarriles ya está adaptada a la alta velocidad y está coronada con el gran centro comercial Vialia, construido siguiendo un proyecto de Thom Mayne, ganador del premio Pritzker. Las obras de la terminal de buses han superado el 85 %.
En Santiago estrenaron la terminal de autobuses, que en A Coruña ni se ha licitado, en mayo del año pasado. La parte ferroviaria está pendiente, pero más avanzada. En noviembre se adjudicó por 30 millones la construcción del nuevo edificio de pasajeros.
La intermodal de Ourense está a medio hacer. El nuevo párking subterráneo y la terminal de autobuses están listas, pero la parte del Estado, presupuestada en más de 146 millones y proyectada siguiendo un diseño de Norman Foster, sigue sin fecha de inicio.
Las obras en Pontevedra son de mucha menor envergadura -la terminal de buses está presupuestada en 5,5 millones- y han sufrido varios retrasos, el último por la falta de suministros. Pero están en marcha y, salvo sorpresa, quedarán listas este año. La adaptación a la alta velocidad ferroviaria ya está concluida.
La intermodal de Lugo, como la de A Coruña, no está licitada. Su puesta en marcha se ralentizó por distintos trámites previos, y no fue hasta el año pasado cuando se cerraron los acuerdos para levantarla. La obra también contará con fondos de la UE.
Para el final queda la estación intermodal de Ferrol, cuya planificación previa arrancó en el 2019 y ya entonces sufría un gran retraso. En todo caso, su construcción no servirá de mucho mientras no se mejoren las vías que unen la ciudad naval con A Coruña, tan deficitarias que los trenes más modernos apenas pueden superar los 50 kilómetros por hora con seguridad. Su mejora sigue sin fecha.
