De aquellos okupas estos lodos

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

ANGEL MANSO

En Os Mallos, cuando ves que los de un edificio prenden fuego al otro, parece que estés en el Bronx de los setenta

14 ene 2022 . Actualizado a las 09:11 h.

Os Mallos es un barrio de clase trabajadora, de esos que gustan a las casas de apuestas para instalarse y donde han proliferado en los últimos tiempos un sinfín de bazares chinos. Me consta que hay coruñeses a quien todo aquello le parece extraño. La vida en la calle, las diferentes razas mezcladas, las banderas de países latinos en los bares, el caminar con actitud de la chavalada, el colega que se puso a currar a los 14 porque no había otra y el espíritu de aldea que conserva la gente mayor. También los edificios en ruinas, dando en muchas ocasiones un aspecto posbélico.

Esa circunstancia ha propiciado que el barrio se haya convertido en uno de los puntos neurálgicos de la okupación en A Coruña. Y ojo, que nadie desde un local hispter apartado de ello piense en un centro cultural autogestionado que acoge conciertos, comedores veganos y clases de yoga, sino edificios controlados por mafias que o los realquilan a otros (con violentísimo desalojo exprés en caso de no pagar) o, cuando la cosa se pone caliente, se enfrentan entre sí y terminan por plantarle fuego al del rival que le fastidia el negocio de la droga. A veces parece que estés en el Bronx de los setenta.

Todo ello, por supuesto, genera delincuencia e inseguridad. El otro día me contaba una mujer de 76 años que la tiraron patas arriba para robarle el bolso. Frente a eso, hay algunos que hacen chistes de Securitas Direct, gracietas sobre tiburones inmobiliarios e intereses oscuros de quien osa decir que esto es intolerable. Otros se han quedado mudos porque hubo un día que decidieron que la okupación era buena como dogma, que se autogestionaba sola al margen de la ley y el que no estuviera a favor de ello era un fascista. Y así estamos. Ellos con su conciencia tranquila en sus barrios igualmente tranquilos. Y la gente de Os Mallos con este marrón encima y a punto de perder la paciencia.