Xosé Gago
Hasta hace unos meses eran más enemigos que rivales. El PSOE, a juicio de la Marea, era un partido con un legado como mínimo sospechoso de corrupción urbanística, que en el mandato anterior urdió y participó en conspiraciones para acabar con su gobierno y que en el actual perpetró un acto de transfuguismo al incorporar a la exportavoz de Ciudadanos. Para el PSOE, la Marea era una formación incapaz de gestionar ni una asamblea universitaria, que favorecía a los firmantes de su manifiesto y arriesgaba millones de euros públicos con medidas «electoralistas» como la bajada unilateral de tarifas del bus.