El suplicio de los vecinos del Orzán, en A Coruña: ¿Se puede dormir de noche con más de 90 decibelios en la calle?

Tamara Rivas Núñez
T. Rivas A CORUÑA

A CORUÑA

Así estaba el cruce de las calles Socorro y Sol durante en fin de semana de Halloween
Así estaba el cruce de las calles Socorro y Sol durante en fin de semana de Halloween Cedida

El ruido derivado del ocio nocturno supera con creces el límite marcado por la legislación española. Los residentes lo comparan con dormir con la sirena de un coche de bomberos o un martillo neumático en la habitación

19 abr 2022 . Actualizado a las 13:52 h.

Los vecinos de la zona del Orzán vivieron este último fin de semana sus particulares noches de terror. La celebración del Halloween se tradujo en una mayor afluencia de gente a los locales de ocio nocturno que hay repartidos por las calles Sol, Socorro y Pasadizo del Orzán. Con el aumento del número de jóvenes disfrutando de la noche llegó también el incremento del ruido nocturno que impide el descanso de los residentes del barrio, una situación que vienen denunciando desde hace tiempo y que aseguran se ha agravado con el regreso a la actividad tras el parón decretado a raíz de la pandemia del covid.

El presidente de la asociación de vecinos Ensenada del Orzán, José Luis Méndez, considera que desde el gobierno local se han desoído todas sus quejas. «Ni Inés Rey ni nadie de su Gobierno ha tenido la delicadeza de ponerse en contacto con nosotros para tratar el tema del vergonzoso problema del descanso nocturno en el barrio», afirma en un escrito. Cansados de que sus quejas caigan en saco roto, los vecinos han puesto en marcha una iniciativa en la que invitan a colgar una sábana blanca desde sus ventanas para hacer visible la cantidad de viviendas en las que están sufriendo los problemas derivados del ocio nocturno y consideran que «no hay esfuerzos para resolver la situación».

Los vecinos del Orzán cuelgan sábanas de sus ventanas para visibilizar que son víctimas del ruido nocturno
Los vecinos del Orzán cuelgan sábanas de sus ventanas para visibilizar que son víctimas del ruido nocturno

Hace más de dos décadas el Ayuntamiento de A Coruña impulsó el desarrollo de un Mapa Estratégico de Ruido (MER) con el que pretendía, por un lado, dar cumplimiento a la normativa aplicable en materia de ruido y por otro, constituir una herramienta en la gestión municipal de estos sonidos molestos con el fin de conseguir una mejora de la calidad acústica del municipio. En este sentido se creó una red de vigilancia de la contaminación acústica que cuenta en la actualidad con once equipos —Bens, avenida de La Marina, Cantón Grande, Picos, plaza Josep Sellier Loup, Orzán, Matogrande, plaza del Humor, Alfonso Molina, Juan Flórez y plaza de Azcárraga— que suministran en tiempo real los datos de nivel de ruidos.

En los datos recogidos por el sonómetro instalado en el cruce de las calles Sol y Socorro, dos de las 22 calles del Orzán declaradas en el 2007 como Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS), es en los que se basa el presidente del colectivo vecinal para asegurar que la situación que están viviendo es «absolutamente inaceptable y que va en contra de los derechos humanos y en contra de la ética que se le supone a un Ayuntamiento» y sostiene que desde María Pita se está incurriendo en una «dejación de funciones» al no erradicar el problema. 

A pesar de que el Real Decreto 1367/2007 que desarrolla la Ley del Ruido establece para las zonas residenciales que el límite máximo permitido emitido por fuentes fijas es de 55 decibelios entre las 6.00 y las 22.00 horas y de 50 decibelios de las 22.00 a las 6.00 horas, José Luis Méndez asegura que en los gráficos del pasado 26 y 27 de septiembre «el fonógrafo registra casi 95 decibelios de ruido en la calle a 12 metros del dormitorio más próximo a las 00.30 horas». Haciendo un símil, para el representante de los vecinos es «como tener un coche de bomberos aparcado toda la noche delante del dormitorio con la sirena sonando constantemente o tener un martillo neumático picando en una obra toda la noche». Denuncia además que el ruido se mantiene por encima de los 85 decibelios hasta la hora de cierre de los locales de ocio, cuando se registra un nuevo repunte al salir la gente a la calle. «Treinta decibelios de diferencia en período nocturno es una absoluta barbaridad. Es indecente, vergonzoso e injusto», sostiene. El límite de 55 decibelios podría considerarse insuficiente teniendo en cuenta que una calle sin mucho tránsito por la noche, con gente pasando y hablando a un volumen normal o una habitación con dos personas conversando bien podría alcanzar ese límite.

Los vecinos aseguran que durante este último fin de semana «la Policía Local no acudió a pesar de las innumerables llamadas» e imploran una solución para «acabar con el calvario» que viven. Por su parte, desde el Ayuntamiento afirman que se realiza un «control periódico en las zonas más problemáticas, con refuerzos policiales en los días más señalados». Puntualizan en este sentido que el sábado de la semana pasada se actuó imponiendo sanciones a siete personas en esa misma zona por hacer ruido y beber alcohol en la vía pública.