Jose Blanco: «Serví a reyes, a presidentes de Gobierno y a Amancio Ortega»

A CORUÑA

José Blanco Seoane, histórico metre del Real Club Náutico de A Coruña
José Blanco Seoane, histórico metre del Real Club Náutico de A Coruña ANGEL MANSO

El histórico metre del Real Club Náutico se acaba de jubilar

24 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva tan solo unos días jubilado. Le llamo a su móvil y contesta: «Náutico, dígame». Nos reímos con la anécdota. «Son tantos años con el teléfono en el bolsillo para atender reservas que todavía me confundo», comenta José Enrique Blanco Seoane, de 64 años, el histórico metre del Real Club Náutico. Uno de los últimos grandes camareros de A Coruña. «Tuve buenos maestros que me enseñaron. La figura del negocio es el cliente, que no tiene que aguantar tus problemas. En el trabajo hay que estar de buen humor. El cabreo te lo dejas en casa», recomienda Blanco, como lo conocen todos. «Creo que las claves para ejercer la profesión es ser disciplinado, cauto, honrado, estar pendiente de las cosas y ser persona», resume. Cuando el rey emérito venía a la Regata Infanta Elena le asignaban a Blanco como su camarero personal. «La Guardia Civil estaba todo el día pegada a mí. También serví al rey actual, Felipe VI, que me impresionó por su sencillez. A dos reyes y a varios presidentes de Gobierno y de comunidades autónomas, como Feijoo. A Rajoy, por ejemplo, lo atendí diez días seguidos cuando estuvo aquí por el tema del Prestige», relata Blanco. Charlamos en O Sampaio de Santa Cruz, cerca de su casa. Lo veo relajado, aunque un poco incómodo con mis preguntas.

El desayuno del más rico

A Blanco no le gusta dar detalles de su vida la laboral. Mantiene la misma discreción ahora que la semana pasada cuando trabajaba. «Intento tratar a todo el mundo igual. Tenemos que aprender de los ricos, que son gente normal. Amancio Ortega viene a desayunar los fines de semana y es una persona sencilla. Antes tomaba huevos con beicon, pero como engordaba mucho, pide un café con churros o una pasta. Te podría contar muchos detalles, pero prefiero no hacerlo. Lo que sí, sorprende lo sencillo que es», comenta. Por el momento, dice, no es muy consciente de lo que significa estar jubilado. «Es algo muy reciente. Echaré de menos tener algo que hacer todos los días. Llevo 40 años casado y mi mujer me vio poco el pelo. Me gusta pasear y tengo un pequeño huerto en el que cultivo un poco de todo. Este año los tomates no se me dieron bien. Paro a tomar café o una caña o un vino tinto en los bares de la zona. Voy a ser un buen cliente y no le voy a corregir a nadie», asegura.

Desde los 16 años

Tiene tres hijos de 38, 34 y 31 años que no se dedican a la hostelería. «Prefiero que se dediquen a otra cosa. Yo fui un privilegiado, pero tengo las piernas doloridas de tantos años de camarero», afirma. Nació en Santiago y con 16 años ya trabajaba en Mallorca para una compañía suiza que tenía varios hoteles. «Empecé de pasavinos y cuando aprendí a manejarme en inglés, alemán, italiano y francés me pasaron a ayudante de camarero», cuenta. Después estuvo dos años en una discoteca de Barcelona antes de venir en 1985 al Maxi de aquí, de Santa Cruz. «Cuando Josmaga cogió el Náutico me fui para allí. Trabajé en cantidad de bodas con ellos», rememora. Dice que se le cayó un par de veces la bandeja cuando empezaba y que «nunca le tiré nada por encima a un cliente. El peor momento fue una paella mal hecha que quedó en mi cabeza para siempre. Era un cocinero nuevo...».

Futuro homenaje

Le pregunto por cómo se gestiona ese momento en el que un cliente ha bebido de más. «Tanteándolo hasta que le tienes que decir que no le puedes servir más. Al ser una sociedad, alguno me contestó que iba a presentar una queja al presidente. Pero no le puse nada más», sentencia. Por el Náutico corre el rumor de que le están preparando un homenaje. «No sé si me lo merezco o no. Si lo organizan y tengo que decir unas palabras me va a costar mucho». Así es Blanco, un hombre sencillo, trabajador incansable y un referente de la hostelería coruñesa. No muchos pueden decir que sirvieron a reyes, presidentes del Gobierno y al mismísimo Amancio Ortega. «Y a otros muchos empresarios, socios del Náutico, gente mayor y cantidad de jóvenes. El objetivo es que el cliente esté satisfecho», concluye.