Nueva protesta de los vecinos de Os Mallos: «Donde vive tu vecina venden heroína»

Lucía Cancela
Lucía Cancela A CORUÑA

A CORUÑA

La manifestación contra la okupación y la delincuencia asociada tuvo unos cuatrocientos participantes

02 oct 2021 . Actualizado a las 20:53 h.

La previsión meteorológica de lluvia para la tarde de este sábado no aminoró la protesta convocada por la Plataforma Veciñal Os Mallos Unidos. Pidieron más seguridad en las calles del barrio coruñés, del que dicen que está inundado de droga y delincuencia. Un clamor popular de 400 manifestantes que reclamaron más «presencia policial» ante el miedo que viven los vecinos. 

La convocatoria emitida por la plataforma, después del éxito que obtuvo la anterior protesta celebrada el 18 de septiembre con 600 participantes, marcaba la cita para las seis de la tarde en la calle Diego Delicado. Allí, Alberto y Chus, dos portavoces de la entidad, leían un manifiesto para justificar la razón de ser de esta marcha. «Queremos vivir sin miedo y que las autoridades se comprometan a solucionar los problemas de inseguridad, iluminación o limpieza del barrio», decía Alberto mediante un altavoz.

Chus añadía entre aplausos de los asistentes: «No queremos estigmatizar, ni dar una mala imagen del barrio. Queremos hacer visible el aumento del tráfico de droga y de la inseguridad. Pedimos una solución a las autoridades pertinentes, entre las que está una mayor presencia policial». Siendo conscientes de la limitación de efectivos, señalaba: «Y si fuese posible, pedimos más plazas en los cuerpos de seguridad para que el barrio sea próspero y seguro».

Los portavoces de la plataforma se desvincularon de partidos políticos y agradecieron la presencia de todos «sin importar el barrio de procedencia o la ideología de cada uno». «No se trata de demostrar quién lo hace mejor, sino de un bien común», leía Chus, «y juntos lo conseguiremos». 

La plataforma Os Mallos Unidos dejaba claro que su movimiento no está en contra de «los okupas que toman un inmueble por necesidad», indicaba Alberto, «sino de los que son responsables de actos de delincuencia y trapicheos».

Tras la lectura y aplauso del manifiesto, la marcha ornamentada con carteles de «eu nacin aquí e non teño por que marchar» o «donde vive tu vecina venden heroína» comenzaba a dar los primeros pasos. Caceroladas, pitidos y cánticos de «Os Mallos, unidos, jamás serán vencidos» sonaban entre los edificios. Primero, se pararon ante un local okupado en la calle Diego Delicado para subir el tono en el ambiente. Después, los vecinos continuaron por San Vicente y cortaron el tráfico de la ronda de Outeiro para llegar hasta la calle Noia. 

Al igual que en la anterior ocasión, hubo residentes del barrio que mostraban su apoyo a través de las ventanas. Indecisos, aplaudían desde sus hogares. Otros lo hacían desde sus negocios. A estos, los manifestantes los animaban: «No nos mires, únete», separando la frase entre sílabas. El recorrido finalizó en la calle Noia, donde protestaron ante otro edificio okupado. De nuevo, las caceroladas fueron más intensas ante un grito unánime: «Fuera delicuencia dos nosos barrios». La Policía Nacional y la Local supervisaron la protesta, aunque no fue necesaria su intervención. 

Chus Mato, la portavoz que se encargó de pronunciar el manifiesto, señalaba que «el verdadero problema es el tráfico de drogas. Ya no la okupación». Si bien antes los delincuentes «trataban de esconderse, ahora lo hacen a plena luz del día». Consuelo Piñeiro, una vecina del barrio desde hace 37 años, acudía a la protesta para «vivir sin miedo»: «Llevamos los bolsos vacíos por si nos dan un tirón. Por la mañana, bajo al garaje con miedo. Por la noche, paseo a mi perra rápidamente por la misma razón». Por ello todos quieren una solución: «Que se le ponga fin, y no que se vayan para otro barrio. Eso no lo queremos», concluía la residente. 

José Luis Piñeiro es de la Sagrada Familia, pero este sábado estaba en la marcha de Os Mallos porque «es más de lo mismo», lamentaba en referencia a los robos. Esther, al igual que el resto, quiere más agentes de policía patrullando las calles. A pie. «De esa forma, controlarían todo el trapicheo de droga que hay». «A nosotros, los mayores, nos pueden dar un tirón del bolso y tirarnos al suelo», comenta, «y los niños no tienen por qué estar jugando en este contexto». Media hora de protesta, de estruendos, de cánticos y de pancartas en alza, para no abandonar un barrio que algunos sienten «dejado de lado». 

Cien viviendas afectadas en A Coruña

Según datos de la Policía Local, se registran cinco denuncias al mes en A Coruña por apropiación de una casa. Una cifra que no incluye los inmuebles abandonados o en manos de entidades bancarias, pues no llegan a los tribunales. Del total de okupaciones, casi la mitad se producen en Os Mallos y en la Sagrada Familia. Se estima que hay cerca de cien viviendas afectadas en la ciudad.