Historia de una casa salvada de las llamas: así se rescató este inmueble de A Coruña

A CORUÑA

El edificio de la Ciudad Vieja ha sido rehabilitado tras un incendio que amenazó la estructura

09 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue el 21 de noviembre del 2017. Un incendio en la planta alta, en realidad el bajo cubierta, del número 12 de la calle Santa María alertó a los residentes de esta vía vecina de la Colegiata. Aparentemente, las llamas que arrasaron con el piso se produjeron por un cortocircuito. Dentro había una familia viviendo que ocupaba todo el inmueble. Gracias a la intervención de los bomberos pudieron salvarse. En el 2020, ya con la obra de reconstrucción comenzada, los responsables de la rehabilitación detectaron cables del alumbrado público por la fachada, con tensión y sin ninguna protección, por lo que es difícil averiguar el origen del incendio.

El desenlace, casi cuatro años después, se puede observar ahora si se pasea por este rincón de la Ciudad Vieja. El inmueble parece nuevo. La información disponible es que el edificio data de 1850. Siempre fue una vivienda unifamiliar y en el 2000 se sustituyeron las carpinterías exteriores. Está en la zona Pepri y fue catalogado como bien de interés de cultural dentro del conjunto histórico. Hoy es una vivienda unifamiliar de 156 metros cuadrados construidos, con bajo, dos alturas y ático. Y, no menos importante, ascensor incorporado.

Antes y después: un incendio, aparentemente provocado por un cortocircuito, calcinó por completo el bajo cubierta de esta vivienda situada en el número 12 de la calle Santa María, al lado de la Colegiata. En el momento del incendio había una familia residiendo en el inmueble. En el 2020, los operarios que la reconstruían encontraron cables del alumbrado público por la fachada, con tensión y sin protección alguna, asegura la empresa rehabilitadora. En la foto de la izquierda se puede ver el edificio ya restaurado
Antes y después: un incendio, aparentemente provocado por un cortocircuito, calcinó por completo el bajo cubierta de esta vivienda situada en el número 12 de la calle Santa María, al lado de la Colegiata. En el momento del incendio había una familia residiendo en el inmueble. En el 2020, los operarios que la reconstruían encontraron cables del alumbrado público por la fachada, con tensión y sin protección alguna, asegura la empresa rehabilitadora. En la foto de la izquierda se puede ver el edificio ya restaurado

«La buhardilla quedó totalmente calcinada en el incendio. Afortunadamente, los forjados inferiores resistieron e incluso pudieron seguir viviendo en el resto de las plantas durante dos años más, sin reparar la cubierta ni la planta alta», explica Alberto Faraldo, ingeniero industrial especializado en edificación y responsable de Enreforma, el estudio encargado de la reconstrucción.

No está a la venta

La que ahora es una joya inmobiliaria no está a la venta. Tiene propietario desde el inicio del proyecto. «Los compradores tenían claro el objetivo. Sería su lugar de residencia», aclara Faraldo. «Lo cierto es que la ubicación del inmueble es excelente, con vistas a la parte posterior de la Colegiata y a la plaza de las Bárbaras. Era fácil enamorarse de esa casa, incluso viendo la cubierta destruida», confiesa.

Se trata de un llave en mano, continúa explicando el ingeniero. «Colaboramos activamente en la compra del inmueble y posteriormente en la redacción del proyecto con nuestro arquitecto, nuestra ingeniería y el interiorista. Después, coordinamos los trabajos de albañilería, instalaciones y estructura con nuestros colaboradores habituales. En total, más de 30 profesionales trabajaron en todas las fases de la obra», destaca el responsable de Enreforma.

Llave en mano: un estudio de A Coruña asumió la reforma integral del edificio que ahora es una vivienda unifamiliar de 156 metros cuadrados y cuatro alturas con ascensor. Estos días ultiman los retoques antes de que entren a vivir los nuevos propietarios que se comprometieron con el proyecto cuando la última planta todavía estaba calcinada
Llave en mano: un estudio de A Coruña asumió la reforma integral del edificio que ahora es una vivienda unifamiliar de 156 metros cuadrados y cuatro alturas con ascensor. Estos días ultiman los retoques antes de que entren a vivir los nuevos propietarios que se comprometieron con el proyecto cuando la última planta todavía estaba calcinada MARCOS MÍGUEZ

Destino inevitable

De no haber conseguido un comprador que asumiese los costes de esta rehabilitación integral, «la realidad es que el inmueble, sin cubierta, no habría resistido mucho más tiempo y el invierno terminaría por arruinar los forjados del resto de los pisos», avanza Faraldo.

El proyecto se resume en una reconstrucción del ático, la cubierta, el cerramiento de la fachada, la reforma interior y la instalación de un ascensor hidráulico. Con todo, la parte más compleja, asiente Faraldo, fue «sin duda, es la administrativa». El motivo, esgrime, es que «los plazos para resolver un licencia de este tipo tarden entre año y año y medio. Técnicamente, todo es factible, más o menos complicado, pero cuando no puedes manejar los tiempos ni la inversión, todo se vuelve más complejo. Muchos inversores descartan este tipo de inmuebles por la complejidad documental», reprocha.

Alberto Faraldo es ingeniero industrial especializado en edificación y responsable de Enreforma, el estudio encargado de la reconstrucción
Alberto Faraldo es ingeniero industrial especializado en edificación y responsable de Enreforma, el estudio encargado de la reconstrucción MARCOS MÍGUEZ

El resultado, considera el ingeniero, no solo beneficia al nuevo morador de esta casa del casco antiguo, deteriorada antes del incendio y amenaza con la ruina y el derribo tras las llamas. Todo el vecindario ha ganado una esquina que alegra las miradas de los admiradores de las restauraciones urbanas. «Creo que la conservación del patrimonio de cualquier ciudad es una obligación para los que disfrutamos de ella y, sobre todo, un ejemplo para las generaciones posteriores. Desde mi humilde aportación, en mi caso personal, que viví la decadencia de la Ciudad Vieja en los años 80, es un lujo poder forma parte de la reconstrucción del patrimonio de nuestro recinto histórico», concluye.