El Sistema Viogén en A Coruña: «Una mujer puede estar en riesgo extremo sin haber sufrido una sola agresión»

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

El programa policial que sustenta la estrategia contra la violencia machista, centrado en evaluar el peligro en que se encuentran las víctimas, ampara a 500 mujeres en la ciudad

26 sep 2021 . Actualizado a las 23:13 h.

En A Coruña 500 mujeres reciben protección o algún tipo de amparo policial para evitar que sus parejas o exparejas las maltraten. «No están solas», afirma María Debén. La responsable de la unidad contra la violencia machista de la Delegación del Gobierno hace valer los recursos que las Administraciones han ido organizando desde la aprobación de la ley del 2004 para garantizar a las víctimas alojamiento, custodia policial y asistencia económica, psicológica y jurídica mientras no consiguen ser autónomas.

«No es necesario que presenten denuncia. Que acudan al Centro de Información a la Mujer, tienen el teléfono 016 las 24 horas del día, pueden usar el grupo de WhatsApp 600 000 616, que pidan información», recalca la abogada que asesoró en 1986 al primer equipo especializado de atención a la mujer en A Coruña, y 35 años después aprueba la respuesta de las instituciones al feminicidio, «mujericidio», en palabras de Pardo Bazán en el siglo XIX. «Claro que hay escasez de recursos, pero el sistema es válido», defiende Debén.

El sistema Viogén, que desde el 2007 se activa cada vez que una mujer acude a un cuartel de la Guardia Civil o a una comisaría para pedir ayuda después de sufrir una agresión o porque tiene miedo a que se produzca, se basa en la valoración del riesgo de sufrir un episodio de violencia.

Agentes formados en esta clase de maltrato atienden a la víctima -que tiene derecho (y es trascendental ejercerlo) a estar asistida y acompañada de una abogada, una psicóloga y una trabajadora social-, y de forma minuciosa recaban toda la información que ella es capaz de aportar para evaluar, con el soporte de una aplicación informática, su nivel de riesgo.

Existen cinco grados y todos implican alguna medida. Desde el «no apreciado», que enciende un protocolo informativo y medios de autoprotección, hasta el «extremo», que conlleva protección permanente a cargo de un policía de paisano que la acompaña (a ella y a sus hijos) las 24 horas mientras el riesgo no se reduce. «Es un sistema vivo, que se actualiza constantemente», indica Debén. No está supeditado a la decisión de la mujer o del juzgado, de manera que presente denuncia o no, y ordene o no el juez el alejamiento del agresor, la policía resolverá si la protege y en qué medida, de acuerdo con su criterio. 

Predecir la reincidencia

El día del asesinato de Mónica Marcos, policías y guardias civiles protegían físicamente a 53 mujeres en la ciudad: 49 reciben visitas ocasionales y 4 ven llegar a los agentes dos o tres veces al día, en casa, en el trabajo o en el colegio de los niños. Ninguna vivía con un policía al lado permanentemente (en la provincia hay una). «Pero una mujer puede estar en riesgo extremo sin haber sido agredida nunca», advierte María Debén. En el 2019, un nuevo protocolo de valoración del riesgo, que recogió «el trabajo de años de policías, abogados, fiscales, forenses, trabajadoras sociales y psicólogos», concedió una importancia capital al seguimiento del caso. «No es lo mismo lo que aporta la víctima cuando se presenta que en días posteriores. Si está en riesgo extremo se actualiza en 72 horas, si en riesgo alto, en una semana», explica la abogada. El objetivo, dice, es «mejorar la predicción de la reincidencia, el mecanismo capaz de anticipar situaciones que ni las propias mujeres pueden sospechar».