Los vecinos de Os Mallos marchan por A Coruña hartos de la okupación y la delincuencia

M. M. O.

A CORUÑA

Centenares de residentes y comerciantes protagonizan una peregrinación reivindicativa: «Esto no se vivió ni en los años 80»

18 sep 2021 . Actualizado a las 22:59 h.

«Pedimos que nos echen una mano antes de tener que pedir auxilio». La llamada de José Luis García, el portavoz de la Plataforma Veciñal Os Mallos, tuvo una respuesta contundente. Los residentes y comerciantes del barrio se sumaron ayer por la tarde a la marcha organizada por el colectivo.

Una convocatoria que reunió a más de medio millar de personas (540 según la Policía Local sin contar a las que se fueron sumando desde otras aceras, por lo que serían más de 600). «Isto é un éxito, queremos demostrarlles que estamos unidos e que non temos medo», manifestó Pilar Neira, integrante del movimiento ciudadano.

Después de guardar un minuto de silencio para mostrar su apoyo a la familia de Mónica Marcos fue el turno de una sonora cacerolada de casi cinco minutos. Acto seguido, emprendieron el peregrinaje por la avenida de Arteixo y la ronda de Outeiro, donde cortaron el carril en sentido de la circulación, y gritaron consignas como «fóra okupas do noso barrio». Después, se pararon en la plaza Padre José Rubinos y en el número 135 de la ronda, donde hay pisos okupados. Aquí leyeron un manifiesto ante la mirada de algunos de los ocupantes de estos pisos, que se asomaron a la ventana. Vigilando por si se producían incidentes había agentes de la Policía Local y la Nacional. 

 

Amenaza de contramarcha

Aunque aseguran que tuvieron amenazas de «reventar la iniciativa», indica José Luis, estas no se produjeron. Entre los asistentes, había un niño de 12 años que portaba una pancarta que rezaba «quiero jugar tranquilo» y que se sumó a la protesta porque «esto es un sinvivir, no puedo jugar en la calle como antes». También había muchos mayores, como Pili, de 78 años, porque «nós temos que ser os primeiros en estar aquí», a lo que José Luis añadió: «Este es un barrio residencial y comercial de toda la vida y es un barrio mayor».

La coincidencia con el partido del Dépor (a las 19.00 horas) no restó afluencia a la llamada de la plataforma creada de forma «espontánea. Aquí hay gente de todas las ideas y no queremos que se nos acople ningún partido», enfatizó el portavoz del colectivo.

El problema de fondo es el aumento de la delincuencia vinculado al creciente número casos de viviendas okupadas. «Estamos en contra de las mafias ocupas, con la letra c, no vamos en contra de ningún colectivo, sino de los narcopisos. Tenemos a gente en la plataforma afectada. Pedimos a la Delegación del Gobierno y al Concello que actúen antes. Parece que se apropiaron del barrio. En la calle Noia hay tres edificios okupados», subrayó José Luis García. Hace apenas una semana los vecinos lograron frenar una okupación en el piso de un edificio recién reformado.  

 

Vivir con miedo 

«Lo que estamos viviendo en el barrio no se vivió ni en los 80», contó Alberto, de la pescadería Seixo Branco. Como él, Scarlet, que regenta una joyería en la Avenida dos Mallos, dejaron un momento sus negocios para unirse a la protesta. «No se trata de alarmar. Queremos que los clientes vengan. Pero hay que atajar cuando aún es posible hacerlo. Vemos trapicheos de día, y de gente que se acerca en buenos coches a comprar la mercancía, conflictos entre ellos y robos al despiste», recordó la joyera.

«Evité que entraran en el almacén. Cuando los ves, te retan, te dicen que saben donde vives. Tengo a una clienta en cama porque se rompió la cadera cuando le intentaron robar la cadena», contó Alberto. Desde el Ayuntamiento no valoraron ayer la manifestación. Este jueves, y en una señal al vecindario, presentarán en el Centro Cívico Os Mallos la nueva figura de la Policía Local, la Policía Comunitaria, con la que prometen fomentar la presencia de agentes uniformados en los barrios.

Okupaciones, delincuencia y tráfico de drogas, el viacrucis que quiere atajar el barrio

La situación, aseguran los vecinos, ha empeorado en los últimos meses. «El goteo de casos de okupaciones, el aumento de los robos y de la delincuencia empezaron hace unos años, pero fueron a más con la pandemia. No sabemos si hay o no un efecto llamada, pero en diciembre, en tres noches, entraron en cinco patios de las casas bajas, las llamadas baratas», recuerda Jose Luis García, el presiente de la plataforma vecinal, creada al margen de la asociación de vecinos del distrito.

A finales del 2020 tuvieron una reunión con la Concellería de Seguridade Cidadá y con la de Barrios, pero siguen esperando medidas efectivas, como más limpieza, iluminación y presencia policial. «Hace dos años ya presentaron un cuerpo similar al de la Policía Comunitaria. Quedó en nada, esperamos que ahora sea más efectiva», anhela José Luis.

Cinco nuevos casos al mes

Oficialmente, según datos de la Policía Local, se producen cinco denuncias al mes en A Coruña por apropiación de una casa. Una cifra que es aún mayor si se tiene en cuenta que numerosos inmuebles están abandonados o en manos de las entidades bancarias, asuntos que no llegan a los tribunales. Del total de las usurpaciones, casi la mitad se producen en este barrio y en el de Sagrada Familia. Se calcula que hay cerca de un centenar de viviendas afectadas en la ciudad.

Un problema no viene solo. «Muchos de estos pisos son narcopisos. Los okupan personas conflictivas», asegura José Luis. Por Os Mallos empezaron a colocar carteles contra este fenómeno. Muchos de estos panfletos están hoy arrancados. Con todo, los residentes no se rinden.