Con la carnicería cerrada en el 2007, una mujer de 92 años de A Coruña paga lo mismo de luz por el local que entonces

M. M. O. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Su familia comenzó hace meses una odisea de reclamaciones para que le cambien el contador y devuelvan «los miles de euros» abonados

20 sep 2021 . Actualizado a las 08:26 h.

El negocio bajó la persiana en el 2007. Una carnicería en la ronda de Outeiro (A Coruña). Desde entonces, tuvieron alquilado el local una temporada en la que se utilizó como oficina. Ahora, el bajo lleva cerrado de nuevo unos cinco años, desde el 2016. Sin embargo, su propietaria, una vecina de 92 años del Agra, sigue abonando unas facturas como si todas las cámaras frigoríficas estuviesen encendidas de forma ininterrumpida y la tienda abierta en horario comercial. La lucha para que la eléctrica les cobre el consumo real se ha convertido en una odisea.

«Tenemos otro hándicap. Las facturas no llegan a casa. Tenemos que ir a Naturgy a pedir duplicados. Nos enteramos de los importes por lo que le descuentan en la cuenta bancaria. Mi abuela no quiso dejar de pagar la luz porque, si lo hacemos, nos cortan la corriente y así es más difícil conseguir alquilar», explica María, su nieta.

Los importes son «desproporcionados» para un local cerrado, con facturas de más de 250 euros algún mes. El motivo del desfase es el contador de lectura estimada. Sigue teniendo la misma lectura que cuando, en el 2007, la carnicería estaba a pleno rendimiento. Fue gracias a que sus hijas se dieron cuenta que empezaron la rueda de las reclamaciones e incidencias abiertas, de las que atesoran una fila de documentos sellados por la compañía.

«No es posible»

«En la oficina de la compañía pedimos que viniesen a comprobar la lectura actual del contador, que está dentro del bajo. Nos dicen que ellos no pueden, que tiene que ser la empresa de distribución en la zona, que también nos dice que no es posible. Tenemos que hacer nosotros la foto y pasársela. Después, distribución llama a la eléctrica porque dicen que tienen que darle veracidad. Tras abrir varias incidencias, nos indican que comuniquemos el caso en la web, en Atención al Cliente. Lo hicimos en junio. En septiembre nos dicen que se van a poner en contacto con la empresa distribuidora de la zona para que dé veracidad a los datos que les indiqué. Otra vez», cuenta la nieta de la afectada.

El periplo para obtener una respuesta continúa. «Cuando viene el técnico, verifica los datos (la factura marca un consumo de 13.644 kilovatios hora y el contador, 7.741). Nos dice que se lo traslada a su superior. Nosotros solicitamos ahí que nos cambien el contador y nos pongan uno automático, que mida el consumo real, y nos dicen que, si queremos hacerlo, debemos contratar a una empresa y asumir el coste, cuando suelen ser la eléctrica o la distribuidora zonal quienes lo hace», exclama María.

De Consumo a Industria

Cuando quieren poner una reclamación, más rodeos. «Hoy no es posible hacerlo de forma física en las oficinas de la compañía, solo abren incidencias», aclara la nieta. Primero los remiten a Consumo, pero en Consumo les indican que tienen que ir a Industria al ser un local y contrato comerciales. Después de muchas llamadas, «me indican los pasos a seguir para descargar el formulario, que entrego en el Rexistro de la Xunta. Sigo sin tener noticias ni de Naturgy ni de Industria», sentencia la nieta de la propietaria del bajo.

«No es justo. Cumplimos con nuestra labor de pagar las facturas para que no corten la luz, nos ponemos en contacto con ellos y no obtenemos respuesta alguna. O no saben cómo actuar o nos dan largas para que nos cansemos y desistamos. Como mi abuela, hay muchos mayores con algún bajo o propiedad que, si no tienen a un hijo o nieto que se maneje en la web y tenga tiempo y recursos, no tienen nada que hacer», defiende María.

Después de tantos años con la carnicería cerrada, su petición es poder cambiar el contador a uno automático y, lo más difícil, la devolución de todo el dinero abonado por una luz que nunca consumieron. «Según las oficinas, no hay un período de carencia. En tantos años, hablamos de miles de euros», recuerda la nieta.

Desde la compañía eléctrica, indican que están estudiando este caso y comprobando la reclamación.