Póngame un kilo de folios

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

ÁNGEL MANSO

Explícale tú esos días que vive al borde de un ataque de nervios que no va a suspender por no llevar la goma de borrar con nombre y apellidos que le habían pedido

15 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un boli Bic, dos libretas Oxford, una caja de Plastidecor... el retaco grande recitaba en los pasillos de la papelería la interminable lista para un lejano curso de primaria. Pero cómo Bic... ¿solo vale esa marca? No quedan libretas Oxford, ¿esta no sirve? ¿Otras ceras duras no pueden ser? Era mi primer lote de material escolar y en mi ingenuidad de principiante aquello era incomprensible: las colas, las caras de agobio de los padres (a las que te sumas en cuanto pasas por caja), las libretas agotadas, los folios que no quedan y la angustia de la criatura cuando metes en la cesta un lápiz que no es Staedtler. «¡Pero ese no es!», decía, y explícale tú esos días que vive al borde de un ataque de nervios que no va a suspender por no llevar la goma de borrar con nombre y apellidos que le habían pedido. Ahora que el retaco grande es casi autosuficiente y el pequeño aún no sabe lo que es el material escolar, veía estos días en la puerta del cole a los que solo están un par de cursos por encima con sus maletitas de cartón cargadas de folios, bolis, carpetas, libretas, pegamentos... consciente de que ahí estamos, a dos cursos de hacer cola de nuevo para pedir cuarto y mitad de bolis, un kilo de folios y una docena de ceras, 200 gramos de lápices y tres lonchas de gomas Milán.

Circula estos días por las redes un meme de uno que asegura que si pone una papelería que abra a las 23 horas para padres desesperados que necesitan una cartulina, se hace rico. En realidad nos hace falta una tarifa plana como la que intentan vendernos las eléctricas, pero con paquetes de folios ilimitados durante toda la primaria. Y de oferta de bienvenida nada de móviles de última generación: bolis y lápices y gomas. Con o sin apellidos.