Las AMPA, pieza vital para la conciliación y el día a día de los centros educativos

A CORUÑA

Yoga como actividad extraescolar del CEIP Emilia Pardo Bazán de A Coruña
Yoga como actividad extraescolar del CEIP Emilia Pardo Bazán de A Coruña

Los miembros de estos colectivos presentes en escuelas infantiles y colegios, sean públicos o privados, se implican desinteresadamente con la vista puesta siempre en los más pequeños

16 sep 2021 . Actualizado a las 10:51 h.

Las asociaciones de madres y padres de los centros educativos (AMPA) realizan una labor encomiable y vital para muchas familias. De su trabajo altruista y su implicación desinteresada surgen actividades e iniciativas que repercuten de manera positiva en el día a día de toda la comunidad educativa. La irrupción del covid pilló a todos desprevenidos, pero lejos de quedarse quietas, las AMPA supieron reaccionar a tiempo y remar a favor de un objetivo común: que el curso fuese lo más seguro y normal posible para los alumnos. Un año después, siguen en las mismas. Pero la presidenta de la Federación de Anpas, Dolores Blanco, es capaz de ver el lado positivo a la pandemia, por eso no entiende que, con el covid todavía presente, se vuelvan a «ratios de alumnos propios de años atrás» ni que no se haya articulado «un sistema que permita al alumno seguir las clases de manera online si no puede acudir» por el motivo que sea. Además, señala una dificultad añadida: «Nos gustaría que las madres y padres volvieran a implicarse. Somos comunidad educativa, pero esto es cosa de todos».

Desde la AMPA del CEIP Emilia Pardo Bazán, de Los Rosales, creen que, después de todo lo vivido durante el curso anterior, «o medo das familias cambiou», señala Eva Louzán, presidenta del colectivo, y eso se nota en el aumento de solicitudes para comedor, servicio de madrugadores y actividades extraescolares. Ellos son los encargados de estos servicios de conciliación. A las ya conocidas actividades de patinaje, ajedrez, fútbol, baloncesto, gimnasia rítmica… añaden este año alguna novedad como el yoga, que agotó el cupo. Las cabezas de los integrantes de esta asociación están llenas de ideas y proyectos, que se ven limitados por la falta de subvenciones. «Chamamos a todos os sitios e tocamos todas as portas, pero cando dicimos que somos unha ANPA dan a calada por resposta ou directamente dinnos que non», denuncia. Tal es el caso que han contactado con jugueterías de todo el país, e incluso de fuera de nuestras fronteras, para intentar que les faciliten juegos de mesa para las horas muertas que los niños se ven obligados a pasar en el comedor durante los días de lluvia, pero no han recibido respuesta.

La presidenta de la AMPA del CEIP Sagrada Familia, Mar Bello, espera que este año sirva para «recuperar los vínculos de amistad entre niños que se perdieron con la pandemia», y por eso tiene el deseo de que se puedan volver a hacer excursiones. Para ella, este es un año especial, ya que se despide de la AMPA del que fue su colegio después de seis años de intensa actividad. La representante de los padres ve clave la colaboración con el director del centro, del que destaca su «capacidad de escuchar y su voluntad de ayudar». La asociación está «encantada» con el nuevo comedor, con el que podrán dar servicio a más niños, pero queda una espinita, «el ascensor que llevamos diez años solicitando».

Aunque en el caso de los centros concertados, las AMPA no organizan esas actividades de conciliación, su labor también es clave y no está exenta de méritos. «Queremos estar presentes en la vida escolar del colegio y para ello planificamos actividades, algunas solo para los niños, pero otras para las familias. Y aunque se vieron interrumpidas por el covid, esperamos volver a retomarlas», asegura Ana González, vicepresidenta de la asociación del colegio Jesuitinas. En este sentido, pusieron en marcha una escuela de padres, desde la que se imparten conferencias dirigidas a los progenitores sobre asuntos que les preocupan, como el uso de las pantallas o los primeros auxilios.

No solo en colegios

No porque sus hijos se encuentren en la primera etapa educativa, la que va hasta los 3 años, los padres dejan de estar interesados en el día a día de lo que sucede en la escuela infantil a la que acuden sus hijos. Pero ya sea porque es la primera vez que se tienen que plantear si formar parte o no de una AMPA o porque creen que es algo para lo que necesitarán destinar demasiado tiempo, a veces se detecta cierta falta de implicación. «Todo suma. Cada granito de arena es una gran ayuda y si se puede colaborar, será positivo para todos», esgrime Paula Suárez, representante de la AMPA de la escuela infantil municipal Carmen Cervigón. Con la colaboración y orientación que les proporciona la dirección del centro y la implicación de todas y cada una de las profesoras desarrollan actividades de música, inglés e incluso la visita de una perra muy especial, todo con el objetivo de acompañar a los más pequeños en su crecimiento y desarrollo como seres autónomos, proporcionándoles experiencias enriquecedoras para que crezcan felices y en armonía.